jueves, 8 de enero de 2015

Un terrorismo muy extraño



Cuando uno se abstrae, como puede, de la inmensa sensación de cólera y desasosiego que producen ataques terroristas como los ocurridos ayer en Paris, le queda una sensación bastante extraña en la mente. Con el paso del tiempo, pareciera que el terrorismo (que lleva presente en Europa más años de lo que muchos les gustaría reconocer) haya cambiado mucho, tanto por quien lo produce como por quien lo sufre. Quizá sea nuestra propia definición de terrorismo o las ideas que subyacen a cómo entendemos el terrorismo lo que hace que nada parezca concordar. Lo cierto es que, ni el terrorismo es una estrategia irreflexiva e irracional como los medios sostienen, ni el análisis profundo y tranquilo de los hechos supone la justificación de la muerte de nadie.

Para empezar debemos tener claro que es terrorismo y que no lo es. En primer lugar, terrorismo es el nombre despectivo y político que las potencias occidentales denominaban a los actos de guerrillas de las fuerzas de liberación nacional y opositoras (esto es importante recordarlo). En segundo lugar, el terrorismo es siempre una estrategia política. Una forma de trasmitir una idea o debilitar otra por medios extremos (normalmente porque no existe otra vía posible). Es decir, en lo fundamental es una acto de propaganda política extrema.

Siguiendo esta idea, causar terror por tanto, tiene una finalidad política. Un objetivo con el que podemos estar de acuerdo o nos puede horrorizar, pero persigue una finalidad. Es decir, si la finalidad en sí misma es la venganza contra alguien concreto o el ajusticiamiento de alguien hablaríamos de una ejecución no de terrorismo. Si la idea, en cambio, es la de amedrentar a sus iguales para influir en sus acciones, sí hablaríamos de terrorismo. Por llevarlo a lo concreto, el atentado contra Carrero Blanco no sería terrorismo (sería una ejecución) pero el secuestro de Ortega Lara si lo es (influir en los funcionarios de prisiones y de paso al resto de la sociedad).

Analizando el caso francés, considerándolo terrorismo, hay cosas que llaman poderosamente la atención.

  • Nadie ha reclamado la autoría del atentado: Es curioso puesto que el objeto de un atentado suele ser conseguir el altavoz para enviar un mensaje político determinado

  • El atentado ha ocurrido en Occidente, es decir, el sujeto a quien va dirigido dicha propaganda es occidente o los musulmanes residentes en occidente. Esto es importante a la hora de analizar la lógica de los terroristas.

  • De los muchos medios de comunicación que podría haber sido objetivo de los terroristas se ha elegido un diario satírico. No agencias de corresponsales de guerra. No diarios de opinión política. No diarios afines ideológicamente a la guerra contra países musulmanes. No a articulistas xenófobos (que los hay) que escriben contra las minorías raciales francesas. No a agencias globales que públicamente se han posicionado a favor de la guerra de Irak, Afganistán, Libia o Siria. No a corresponsales de medios de comunicación Israelíes… ha sido contra unos dibujantes cuyo pecado ha sido, supuestamente, dibujar a Mahoma.

  • Según una superviviente, uno de los terroristas le dijo que no le asesinaba porque respetaban a las mujeres, pero que debía convertirse al Islam y llevar velo. Sinceramente, esto no me parece relevante, pero si muy extraño. Baste recordar ataques de ISIS para darse cuenta de que no concuerda demasiado.




El escepticismo sano, nos lleva también a analizar la situación política francesa. Un país en plena recesión económica, cuya invasión Libia le ocasionó serios problemas sociales tanto con inmigrantes como con la izquierda sociológica. En un momento de gran conflictividad laboral y con el sindicalismo en pie de guerra. Con graves problemas de integración migrante, derivado de su pasado colonial, que ha alcanzado la cota de problema social estructural. También, y muy importante, con grandes intereses económicos y geoestratégicos en Oriente Medio, concretamente en Siria, antigua colonia.

De hecho los grupos, hoy considerados terroristas, que hoy han confluido en el estado islámico de ISIS provienen en parte de grupos entrenados y armados por Francia para desestabilizar oriente medio (Libia, Siria, Líbano). Práctica común de países como Inglaterra o EE.UU. (talibanes).

Así, del mismo modo que ocurrió en Libia, Francia tiene grandes intereses en los depósitos de hidrocarburos y minerales preciosos ubicados en la región siria. Causa fundamental del surgimiento, promoción y extensión de las primaveras árabes. También causa fundamental de que la guerra siria se haya dilatado incomprensiblemente en el tiempo y de la ambigua posición de Turquía al respecto (sin sanciones internacionales).

A quien beneficia entonces este atentado

Por mucho que nos duela y nos den arcadas solo al planteárnoslo, todo atentado persigue un objetivo y por tanto un beneficio.



Por un lado, en caso de que los autores del asalto sea el ISIS, sus objetivos solo puede ser tres: enviar un mensaje amenazante al pueblo francés y europeo, debilitar al propio estado francés y a la UE o enviar un mensaje a los musulmanes franceses y europeos.

Los dos primeros objetivos parecen un contrasentido por dos circunstancias fundamentales: No ha habido reivindicación del atentado ni mensaje difundido, la capacidad de debilitar a un estado mediante un atentado puntual es mínima, mas bien al contrario. Es más, se puede concluir que lo único claro tras el atentado es que la sociedad francesa puede ver con buenos ojos una intervención abierta en el conflicto sirio, cosa poco probable anteriormente. En cuanto al tercero, tampoco parece plausible. ¿Por qué iban a ver con buenos ojos los musulmanes un ataque a la revista satírica? ¿Por unas simples caricaturas? Son musulmanes, no imbéciles. Los mayores problemas de los musulmanes hoy son el acoso de la extrema derecha, la bolsa de exclusión social y paro (que podrían achacar a los partidos de Sarkozy y Hollande) o el racismo del discurso de Le Pen y compañía. Con estas cuestiones tan obvias, si la idea es conseguir adeptos a la causa islámica ¿no sería mas lógico atacar un medio afín a la extrema derecha o al propio Frente Nacional?



Sin embargo, tal y como se han desarrollado los acontecimientos, ¿a quien le benefician las consecuencias de este atentado?

Para empezar el sentimiento nacionalista y de comunión en Francia ha aumentado y aumentará poderosamente (recordemos el momento de crispación y confrontación social que vive el país). Al mismo tiempo la sociedad francesa puede que sienta necesidad de venganza y apoye una intervención militar en oriente medio. Por otro lado, si el gobierno de Hollande encabeza una cruzada contra “el yihadismo” facilitando políticas represivas y reforzando los controles policiales a inmigrantes puede que contente a un sector social hoy en manos de el Frente Nacional.

Otro de los beneficiados tras este incidente es la política interior de la OTAN. Llevan años presionando a la Unión Europea para que incluya medidas de control de viajeros y “antiterroristas”. Medidas a las que Europa se ha resistido por “constituir un atentado contra las libertades individuales y democráticas”. Un debate casualmente reabierto esta semana en el traspaso de presidencia de la UE a Letonia. También se beneficia la OTAN (con EE.UU. a la cabeza) si un país miembro de la UE encabeza un enfrentamiento armado abierto en Siria. Esto dejaría todo Oriente Medio en manos occidentales (salvo Irán) abriendo la posibilidad a la explotación absoluta de sus amplios recursos en hidrocarburos.


Conclusión

Sería muy osado decir que la OTAN es la responsable de los atentados de París, pero no es menos irresponsable atribuírselo al “yihadismo” islámico de ISIS. Lo que no debemos hacer es caer en demagogias absurdas como la de reducir la causa islámica a fanatismo irreflexivos y deshumanizados, como si no subyaciesen causas políticas y geoestratégicas en estos incidentes. Sea como fuere, los atentados de París (como los de Nueva York, Madrid, Londres o Boston) son incidentes extremadamente extraños como para no someterlos a un juicio crítico pausado. El terrorismo siempre es una estrategia y, toda estrategia tiene una finalidad. Perseguir una finalidad contraria a tus propios intereses podría ser causa de un error puntual, pero no de una dinámica continua.

No se nos debe olvidar que las prácticas terroristas ya han sido utilizadas por países “democráticos” para desestabilizar democracias latinoamericanas, asiáticas y africanas o para evitarse oposición dentro de sus propias fronteras (operación Gladio, Batallón Vascongado… etc.). Al fin y al cabo en un mundo globalizado como el nuestro, donde el show mediático ejerce un mejor control de la sociedad que miles de soldados por las calles, el terror también sirve como herramienta de poder.