Cuando uno se abstrae, como puede, de la inmensa sensación
de cólera y desasosiego que producen ataques terroristas como los ocurridos
ayer en Paris, le queda una sensación bastante extraña en la mente. Con el paso
del tiempo, pareciera que el terrorismo (que lleva presente en Europa más años
de lo que muchos les gustaría reconocer) haya cambiado mucho, tanto por quien
lo produce como por quien lo sufre. Quizá sea nuestra propia definición de
terrorismo o las ideas que subyacen a cómo entendemos el terrorismo lo que hace
que nada parezca concordar. Lo cierto es que, ni el terrorismo es una
estrategia irreflexiva e irracional como los medios sostienen, ni el análisis
profundo y tranquilo de los hechos supone la justificación de la muerte de
nadie.
Para empezar debemos tener claro que es terrorismo y que
no lo es. En primer lugar, terrorismo es el nombre despectivo y político que
las potencias occidentales denominaban a los actos de guerrillas de las fuerzas
de liberación nacional y opositoras (esto
es importante recordarlo). En segundo lugar, el terrorismo es siempre una estrategia política. Una
forma de trasmitir una idea o debilitar otra por medios extremos (normalmente
porque no existe otra vía posible). Es decir, en lo fundamental es una acto de
propaganda política extrema.
Siguiendo esta idea, causar terror por tanto, tiene una
finalidad política. Un objetivo con el que podemos estar de acuerdo o nos puede
horrorizar, pero persigue una finalidad. Es decir, si la finalidad en sí misma
es la venganza contra alguien concreto o el ajusticiamiento de alguien
hablaríamos de una ejecución no de terrorismo. Si la idea, en cambio, es la de
amedrentar a sus iguales para influir en sus acciones, sí hablaríamos de
terrorismo. Por llevarlo a lo concreto, el atentado contra Carrero Blanco no
sería terrorismo (sería una ejecución) pero el secuestro de Ortega Lara si lo
es (influir en los funcionarios de prisiones y de paso al resto de la
sociedad).
Analizando el caso francés, considerándolo terrorismo, hay
cosas que llaman poderosamente la atención.
- Nadie ha reclamado la autoría del atentado: Es curioso puesto que el objeto de un atentado suele ser conseguir el altavoz para enviar un mensaje político determinado
- El atentado ha ocurrido en Occidente, es decir, el sujeto a quien va dirigido dicha propaganda es occidente o los musulmanes residentes en occidente. Esto es importante a la hora de analizar la lógica de los terroristas.
- De los muchos medios de comunicación que podría haber sido objetivo de los terroristas se ha elegido un diario satírico. No agencias de corresponsales de guerra. No diarios de opinión política. No diarios afines ideológicamente a la guerra contra países musulmanes. No a articulistas xenófobos (que los hay) que escriben contra las minorías raciales francesas. No a agencias globales que públicamente se han posicionado a favor de la guerra de Irak, Afganistán, Libia o Siria. No a corresponsales de medios de comunicación Israelíes… ha sido contra unos dibujantes cuyo pecado ha sido, supuestamente, dibujar a Mahoma.
- Según una superviviente, uno de los terroristas le dijo que no le asesinaba porque respetaban a las mujeres, pero que debía convertirse al Islam y llevar velo. Sinceramente, esto no me parece relevante, pero si muy extraño. Baste recordar ataques de ISIS para darse cuenta de que no concuerda demasiado.
El escepticismo sano, nos lleva también a analizar la
situación política francesa. Un país en plena recesión económica, cuya invasión
Libia le ocasionó serios problemas sociales tanto con inmigrantes como con la
izquierda sociológica. En un momento de gran conflictividad laboral y con el
sindicalismo en pie de guerra. Con graves problemas de integración migrante,
derivado de su pasado colonial, que ha alcanzado la cota de problema social
estructural. También, y muy importante, con
grandes intereses económicos y
geoestratégicos en Oriente Medio, concretamente en Siria, antigua colonia.
De hecho los grupos, hoy considerados terroristas, que hoy
han confluido en el estado islámico de ISIS provienen en parte de grupos
entrenados y armados por Francia para desestabilizar oriente medio (Libia,
Siria, Líbano). Práctica común de países como Inglaterra o EE.UU. (talibanes).
Así, del mismo modo que ocurrió en Libia, Francia tiene
grandes intereses en los depósitos de hidrocarburos y minerales preciosos
ubicados en la región siria. Causa fundamental del surgimiento, promoción y
extensión de las primaveras árabes. También causa fundamental de que la guerra
siria se haya dilatado incomprensiblemente en el tiempo y de la ambigua
posición de Turquía al respecto (sin sanciones internacionales).
A quien beneficia entonces este atentado
Por mucho que nos duela y nos
den arcadas solo al planteárnoslo, todo atentado persigue un objetivo y por
tanto un beneficio.
Por un lado, en caso de que los autores del asalto sea el
ISIS, sus objetivos solo puede ser tres: enviar un mensaje amenazante al pueblo
francés y europeo, debilitar al propio estado francés y a la UE o enviar un
mensaje a los musulmanes franceses y europeos.
Los dos primeros objetivos parecen un contrasentido por
dos circunstancias fundamentales: No ha habido reivindicación del atentado ni
mensaje difundido, la capacidad de debilitar a un estado mediante un atentado
puntual es mínima, mas bien al contrario. Es más, se puede concluir que lo
único claro tras el atentado es que la sociedad francesa puede ver con buenos
ojos una intervención abierta en el conflicto sirio, cosa poco probable
anteriormente. En cuanto al tercero, tampoco parece plausible. ¿Por qué iban a
ver con buenos ojos los musulmanes un ataque a la revista satírica? ¿Por unas
simples caricaturas? Son musulmanes, no imbéciles. Los mayores problemas de los
musulmanes hoy son el acoso de la extrema derecha, la bolsa de exclusión social
y paro (que podrían achacar a los partidos de Sarkozy y Hollande) o el racismo
del discurso de Le Pen y compañía. Con estas cuestiones tan obvias, si la idea
es conseguir adeptos a la causa islámica ¿no sería mas lógico atacar un medio
afín a la extrema derecha o al propio Frente Nacional?
Sin embargo, tal y como se han desarrollado los
acontecimientos, ¿a quien le benefician las consecuencias de este atentado?
Para empezar el sentimiento nacionalista y de comunión en
Francia ha aumentado y aumentará poderosamente (recordemos el momento de
crispación y confrontación social que vive el país). Al mismo tiempo la
sociedad francesa puede que sienta necesidad de venganza y apoye una
intervención militar en oriente medio. Por otro lado, si el gobierno de
Hollande encabeza una cruzada contra “el yihadismo” facilitando políticas
represivas y reforzando los controles policiales a inmigrantes puede que
contente a un sector social hoy en manos de el Frente Nacional.
Otro de los beneficiados tras este incidente es la
política interior de la OTAN. Llevan años presionando a la Unión Europea para
que incluya medidas de control de viajeros y “antiterroristas”. Medidas a las
que Europa se ha resistido por “constituir un atentado contra las libertades
individuales y democráticas”. Un debate casualmente reabierto esta semana en el
traspaso de presidencia de la UE a Letonia. También se beneficia la OTAN (con
EE.UU. a la cabeza) si un país miembro de la UE encabeza un enfrentamiento
armado abierto en Siria. Esto dejaría todo Oriente Medio en manos occidentales
(salvo Irán) abriendo la posibilidad a la explotación absoluta de sus amplios
recursos en hidrocarburos.
Conclusión
Sería muy osado decir que la OTAN es la responsable de los
atentados de París, pero no es menos irresponsable atribuírselo al “yihadismo”
islámico de ISIS. Lo que no debemos hacer es caer en demagogias absurdas como
la de reducir la causa islámica a fanatismo irreflexivos y deshumanizados, como
si no subyaciesen causas políticas y geoestratégicas en estos incidentes. Sea
como fuere, los atentados de París (como los de Nueva York, Madrid, Londres o
Boston) son incidentes extremadamente extraños como para no someterlos a un juicio
crítico pausado. El terrorismo siempre es una estrategia y, toda estrategia
tiene una finalidad. Perseguir una finalidad contraria a tus propios intereses podría
ser causa de un error puntual, pero no de una dinámica continua.
No se nos debe olvidar que las prácticas terroristas ya
han sido utilizadas por países “democráticos” para desestabilizar democracias
latinoamericanas, asiáticas y africanas o para evitarse oposición dentro de sus
propias fronteras (operación Gladio, Batallón Vascongado… etc.). Al fin y al
cabo en un mundo globalizado como el nuestro, donde el show mediático ejerce un
mejor control de la sociedad que miles de soldados por las calles, el terror también
sirve como herramienta de poder.
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