La jugada de
Esperanza Aguirre (me atrevería decir que Aznar también) se completa. Meter a
Gallardon como Ministro de justicia (cosa no muy lógica a priori) supone
hacerle tragar ruedas de molino. En un PP en plena fractura interna, la
esperada ley del aborto por la derecha católica y la franquista era más que
necesaria para mantener cohesionado el partido. El marrón solo podía
vehiculizarse o por el Ministerio de Salud (y ponte tu a justificarlo) o por el
de Justicia. Gallardón era el grano en el culo perfecto para hacerse un 2x1
magistral.
Lo que
estamos viendo ahora no deja de ser el posicionamiento de neoliberales (que se
quedarán con el poder) y los fachas - católicos. Los católicos no pueden
entender un pais sin caridad, la necesitan para lavar sus conciencias. Los
fachas les pasan lo mismo pero además, necesitan el carnet de blanco,
caucásico, español y católico. Pero ninguno de los dos puede entender un mínimo
progresismo de la mujer. Se opusieron al divorcio (era cómodo irse de putas y
tener chacha en casa sin que haya que pagarla), se opusieron a la inclusión de
la mujer en el mercado laboral de pleno derecho (pues el divorcio podía ser
efectivo) y se oponen al aborto... ¿acaso la mujer va a ser dueña de su cuerpo?
¡Qué disparate!
Por contra
neoliberales (o dinerofílicos) solo les importa la pasta y la inversión. Dicho
de otro modo, parasitar de los trabajadores para vivir mejor que quien les
mantiene. A ellos se la suda si las mujeres abortan, las que trabajan son ellas
o el idioma que hablen. Solo quieren siervos sociales que les hagan mantener su
estatus de oligarcas nacionales.
Desde el
final de la dictadura las derechas se han mantenido cohesionadas. En un país con
melancolía de república y ansias de "progresismo" europeo que olía a
rojo desteñido, ser de derechas era lo peor. Pero... ¿Y lo que une la pasta?
Unidos, los de derecha se llevaban mayoritariamente el voto de quienes se
sienten mejor que los demás y creen que deben tener un sueldo desorbitadamente
mayor que sus convecinos (hoy llamados emprendedores), se mantenían vivos en
política en buena posición para que todo siguiera atado y bien atado, es decir,
para que gobernaran cuanto antes. Entonces llego Aznar (el último
revolucionario español) y no solo consiguió normalizar la derecha, sino también
a los fachas más rancios.
Diez años después,
cuando el país ya no huele ni a rojo clarito ni a rosa palo desteñido, las
posibilidades se multiplican. Por un lado, a los fachas duros (de momento solo
han fugado los tímidos) se les ha abierto un partido político donde militar:
UPyD. A los fachas buenrollistas (buen rollo mientras no haya contestación
social) se les ha ofrecido otro: Ciudadans. Pero no es suficiente. ¿Qué hacemos
con los fachas, fachacatólicos y los liberalcatólicos? Complicado.
Complicado
porque los neoliberales (que saben de política de mercado) quieren quedarse con
el símbolo de marca que supone las siglas PP. Pero en su modelo de país-empresa
no puede haber caridad (cuesta pasta) ni iglesia (cuesta pasta) y mucho menos
forma alguna de subvenciones ONG para suplir al estado (cuestan pasta). Saben
que implementar este modelo será complicado pero tienen a su favor la UE (que
está diseñada precisamente para esto) y la filosofía emprendedora, que ya nos
han metido por los ojos. Lo difícil, sin embargo, será quitarse de encima a
quienes tienen en mente modelos en los que un mínimo estado es necesario.
De momento lo
que vemos es un frente de posiciones dentro del partido. La escusa perfecta
para crear brecha interna. Nuevamente la derecha nos da lecciones de maniobra política
a los de izquierda, apoyándose en el centro izquierda y con el impulso de la
izquierda del país, girarán aún más a la derecha sin moverse de su partido.
Dicho de otro modo, lavarán su cara, se venderán como progres etiquetando a los
Gallardón de extrema derecha; cuando en realidad es casi más bien al revés.
Para muchos
todo esto no es nada nuevo. El camino emprendido por el Tatcher español (Aznar)
es implacable y mientras no hagamos nada continuará con rumbo fijo. Lo nuevo y
angustioso es preguntarse qué pasará con los desheredados. Por un lado los
fachas, necesitan un estado fuerte para implementar sus políticas pero, en un
contexto UE (neoliberalismo extremo) tienen difícil sus maniobras políticas
clásicas (terror). Por otro lado, los católicos se acostumbraron durante el
fascismo español a que su pensamiento medieval fuese filosofía de estado, su
propia versión del sentido común. ¿Veremos un resurgir del movimiento nacional?
¿Se les brindará una salida hacia nuevo partido o les valdrán los
UPyD-Ciudadans?
Personalmente
creo que solo hay dos salidas probables: o los neoliberales renunciarán al PP y
migrarán hacia Ciudadans; o los facha-católicos migrarán hacia UPyD. Lo único
que debemos tener claro es que esto tardará en producirse. El escenario ideal
de los neoliberales tardará en implantarse y, mientras tanto, les bastará con
el juego de posiciones interno.
Hasta que ese
momento llegue... ¿Qué cojones piensa hacer la izquierda?