miércoles, 25 de mayo de 2011

Una verdad no suficientemente difundida

Siento mucho no ser yo el que postea esta vez. Pero para que voy a explicar mal yo una preocupante realidad si ahi otros que lo hacen sobradamente bien:

Aqui os dejo el enlace leedlo porque de verdad da que pensar:


Reconozco que comienza con tildes algo demagogicos pero seguid leyendo y vereis que todo lo que dice, aun siendo una opinion, se basa en datos y hechos reales.

Otro grafico que os recomiendo leer es este donde se describe con un sencillo ejemplo la ley de "eleccion democratica" de nuestro pais

Espero que os guste y os ilustre tanto como a mi.

Un saludo

lunes, 23 de mayo de 2011

Desilusión


                Me encuentro ahora en el mismo punto pero en dirección contraria respecto a  mi post anterior. Metido en un tren encamino el largo trayecto de vuelta a casa desde Rovaniemi. Es realmente curioso que todo sea realmente opuesto. Hace solo dos días estaba entusiasmado, excitado ante la posibilidad de un futuro alentador y me moría de ganas de conocer al detalle lo que ocurría tres mil kilómetros al suroeste. Hoy, sin embargo, el sentimiento es diferente. Sigo aislado del mundo y apenas sé qué ha ocurrido en el país pero, esta vez, tengo bastante miedo a saberlo, me asusta conocer la realidad. Me debato en una mezcla de temor, desolación y sabor agridulce en el paladar. Un regusto amargo de quien distraído en su nube de optimismo ha madurado el caramelo y al desgastar su dulce cobertura saborea un relleno áspero y sombrío.

                Es curioso el simbolismo, cómo todo parece concordar. En mi defensa diré que los trenes siempre me evocan un aire melancólico y algo romántico presto a desgastarme las huellas dactilares en el teclado y que el sonido mustio de Placebo tampoco ayuda. Al venir hacia aquí me encontraba en el vagón que los finlandeses dedican a los niños, no quedaba más sitio, y allí todo era actividad. Las risas y gritos plagaban el lugar con la frenética actividad de unas mentes libres y despreocupadas que descubren el mundo. Al volver, cosas del destino, estoy rodeado de la versión finesa de lo que pudiera ser nuestra generación ni-ni. Chavales de mi edad que botella en mano desgastan las tediosas horas de viaje entre confidencias, alcohol y juegos postadolescentes. Con esto no quiero decir que haya envejecido veinte años en dos días y me moleste, ni que estén haciendo algo malo: son símbolos, y los símbolos importan demasiado.

                Quizá sea atrevido decirlo, puesto que apenas he tenido contacto con la prensa este fin de semana, pero me atrevería a decir que el movimiento del 15-M se ha convertido en un símbolo para muchos, al menos en un símbolo para mí y eso es peligroso. Los símbolos son fácilmente reconvertibles, usables y utilizables como arma arrojadiza de unos y otros en beneficio de terceros que enturbian el propósito inicial. Así pues, me imagino que pase lo que pase esta noche en las elecciones aquel que gane, he incluso el que pierda adecuará su discurso en favor de los demandantes. Una falsa concesión, de cara a la galería, para ganarse el favor de una descontenta población y encarar de mejor grado las elecciones generales del próximo año. Será fácil pues ver como algunos diputados debaten en el parlamento discutir o aprobar una u otra ley que será retrasmitida por todos los medios de desinformación y cuando estos desenchufen las cámaras y micrófonos fabricarán su entramada red de reglamentaciones que impida su funcionalidad. Como ya dijo el conde de Romanones: “Tu haz la ley que ya hago yo el reglamento.”

                Y tranquilos, no me ha dado una embolia cerebral, ni he sido lobotomizado y tampoco sufro de bipolaridad que yo sepa, simplemente nada más llegar a Rovaniemi sufrí un golpe de realidad. Tampoco negaré que me hacía falta. En cierta forma cuando escribí mi post anterior solo está viendo una parte de la realidad que me rodeaba. El borreguismo, la generación ni-ni y los canis seguirán existiendo después del 15-M. Era muy bonito ver a todos esos esperanzados y descontentos en las calles de Madrid o Barcelona protestando. Ver a todos los jóvenes que me rodean en mi Erasmus preocupados e ilusionados al mismo tiempo. Darme cuenta a las doce de la madrugada que llevaba casi seis horas rastreando Twitter y prensa en stream en busca de noticias de última hora. Podría decir que es hasta precioso ver como jóvenes extranjeros, preocupados, te preguntan por el desarrollo de los acontecimientos. Pero lo bueno dura poco. Al llegar a mi ciudad de destino, allá por el paralelo del círculo polar ártico me encontré con un grupo de estudiantes españoles jugando al póker. Era una imagen tan sarcástica que parecía de broma. Cuando llegué a la residencia donde debía alojarme para pasar esa noche me encontré tres ordenadores conectados a internet a escasos dos metros de los participantes en la timba. En el lado opuesto, una cocina donde había más mierda que útiles de cocina  y a su lado una televisión. En uno de los ordenadores se podía leer la portada del Marca y una pestaña del Tuenti. En el otro estaba el foro más que coches y el As. Y en el tercero seriesyonkis descargado una de las temporadas de mujeres desesperadas. En la televisión y con el sonido silenciado la BBC cubriendo la noticia del director del FMI. Al preguntarles porque estaban viendo la BBC me contestaron que realmente no la veían, que era el único canal junto con la MTV en inglés que se veía bien. Y que en la MTV estaban dando un especial de hip-hop.

                Yo exaltado ardiendo en deseos de conocer la realidad en el país les pregunté por lo que había ocurrido pues tanta desidia solo podía ser fruto de que todo los esfuerzos habían sido en vano. Nada más lejos de la realidad: no se habían enterado. Un par de ellos me contestó: ¡Ah sí! Unos que se han manifestado o algo ¿no? Bah sin más nano… ¿un póker? Tan solo un francés que por allí había de origen árabe, el cual por cierto había aprendido a hablar castellano forzado por los que le rodeaban, conocía realmente de que se trataba. No voy a negar que insistiera un poco, no podía creer que les diera igual todo eso, pero sí que se lo daba. Mi golpe de realidad había llegado. No solo se la sudaba literalmente sino que en sus palabras la gente seguiría votando lo mismo, que nada cambiaría y que si cambiaba en la práctica todo sería como antes. El borreguismo no había muerto, más bien seguía ahí enquistado. Por lo que me contaron básicamente el bipartidismo les parecía bien y normal, acabar la carrera haciendo lo menos posible y tener un trabajo donde se pague mucho se haga poco y se piense menos.

                Era increíble una conversación de locos. Quizá sea demasiado intransigente, puede ser,  pero me dieron ganas de gritar cuando al preguntarles por el gran hermano me contaron algo de una que se le había visto una teta en la nueva edición de la isla de los famosos (ni idea) del posible record de goles de Cristiano Ronaldo. ¿Cómo no podían haberse enterado de lo otro? No lo vamos a negar este país tiene desde siempre en la historia un enorme acelerador contrarrestado por un freno hidráulico brutal. En un país con una tremenda historia de genialidad desde Dalí a Zorrilla, Servet u Ortega y Gasset y un sinfín de frenos tanto políticos como sociales que prefiero no mentar para no herir sensibilidades pero que todos conocéis. Hoy en día por triste que sea es una realidad que todos hemos oído al “Lacasitos” encumbrándole a las alturas de la fama y no sabemos casi quienes son los instigadores de esta iniciativa popular.

                Si el movimiento sobrevive y consigue no subyugar tendrá que enfrentarse con esta realidad de ovejas que prefieren no berrear y estabularse en lugar de corretear libres. Gentes que no es que no tengan curiosidad es que no saben ni como se escribe ni les preocupa. Que lo máximo que han leído es el Marca no sin dificultad o sus inquietudes no van más allá de la nueva edición de gran hermano o del próximo miércoles de Champions League. Esta también es parte de la juventud de nuestros días. Si proponemos una verdadera revolución sociocultural… ¿Donde incluimos a estos ni-nis que su último esfuerzo intelectual fue debatir si lo de Pepe fue roja o no? No es cuestión de ser clasista ni pseudo nazi haciendo una selección de lo que vale y de lo que no, es una cuestión de realidad. Tenemos una gran juventud y sociedad. Gente tremendamente inquieta y preparada con ansias de cambio y argumentos de sobra para hacerse oír aquí y allá pero por otro lado tenemos demasiados subproductos institucionalizados.

                Esta noche de tren no hacen más que llegarme flases de un libro que me regalo una persona importantísima para mí: un mundo feliz. En esta novela la gente renunciaba a prácticamente toda la realidad humana con tal de entrar en un estado permanente de pseudofelicidad. Regado con algo de “soma” (la droga de la novela) toda frustración era sofocada. ¿Si cambiamos soma por fútbol y telebasura? ¿O por créditos rápidos? O mejor… por cómprelo ahora y pague el año que viene. Ahora más que nunca me viene a la cabeza una viñeta de Forges en la que aparecían dos madres en el supermercado y una le decía a la otra que prefería una marca de leche porque tenía calcio para los huesos de sus hijos.

                En resumen esta noche las preguntas que se me amontonan en la cabeza son básicamente: ¿No utilizarán el movimiento oportunistas en beneficio propio? ¿No se apaciguará las protestas con falacias? Y la pregunta que más me corroe las entrañas:

            ¿No se rebelarán los acomodados e institucionalizados cuando les hagamos esforzarse y pensar?

jueves, 19 de mayo de 2011

No soy el futuro, soy el presente


          Me encuentro en un tren hacia Rovaniemi pero con un destino un tanto incierto. Ando algo aislado del mundo que me rodea sin apenas saldo en el móvil ni conexión a internet. ¿Quién en su sano juicio necesita internet para no sentirse aislado? dirían muchos, yo mismo lo diría hace poco menos de un par de años. Sin embargo los tiempos cambian, las situaciones mutan y la realidad de hoy difiere mucho de la de ayer. Hoy internet es el presente, ese mundo paralelo con sus propias normas en las que todo vale, nada sobra y la mitad es porno pero que bien utilizado puede generar un gran poder. Ayer, como en tantas otras ocasiones últimamente demostró su poder. 

          Ayer cuando desperté acababa prácticamente de regresar de viajar por las republicas bálticas y en mi mente solo estaba el viaje a Laponia del día después y las pelusas de mi cuarto que comenzaba a estorbar amontonándose por los rincones. Todo era normal solo que, por primera vez en toda mi estancia en Finlandia llevaba más de quince días sin consultar la prensa digital, los foros o bloggear. Apenas una revisión del buzón de correo y cuatro cosas más con lo que, como hacia habitualmente, repasé sin mucha atención cómo le iba al mundo y me encontré con la acampada de sol. Fue increíble, por fin encontraba algo que venía demandando desde hace años, casi desde aquella adolescencia tardía en la que me dio por manifestar mis ansias de cambios del mundo que se abría ante mí y no me gustaba. Por fin vi que la juventud seguía siendo joven, que aún existían inquietudes más allá de las nuevas tetas en interviú o del futbol. La juventud no estaba dormida… solo había estado descansando.
 
        Por fin vi planteamientos sensatos, ideas nuevas, actividad, referentes ideológicos, argumentos sólidos, juventud realmente preparada y motivada para el cambio… por fin vi creatividad. Jóvenes de todas partes de todas las edades unidos por un referente que la mayoría de los medios de comunicación no entendían… ya no hacen falta líderes. Por fin un movimiento nuevo. Ya no huimos asustados con esos planteamientos arcaicos y obsoletos como “que viene la derecha”, “paz y amor hermano”, “lucha de clases” o el mal usado “compañeros uníos”. Por fin algo nuevo. Por fin.
 
         Asambleas en las que todos participan gente abierta a todas las ideas ningún líder que te mete cosas en la cabeza tan solo información, información, información, información. ¿Qué bien suena eh? Es increíble cómo cambian estas palabras sin editoriales detrás ni Prisas que compren o sesguen la información del mundo, bancos que desde Bilbao a Santander pasando por las cajas y caixas de Madrid y catalanas influyan en lo que vale y lo que no, en genérame esta opinión pública que necesito liquidez en medio de la crisis. Esta vez no. Información, información, información, información. Vote usted a quien quiera he oído decir a una activista pero sepa cuanto cuenta y como cuenta su voto. ¿Conoce usted la ley de H’olt? Oí ayer a otro chaval que con diecinueve, hijo de la generación ni-ni, está dando a estas horas una lección a todos aquellos que cuando los policías abandonaron el gris se dedicaron a gozar en lo que consiguieron sin pedir más.
 
     No soy el futuro soy el presente ley en una pancarta. Que buen slogan me dije. Que fuerza de frase, que gran regalo a todos los que allí están y entonces comprendí la originalidad del momento: no estaba firmada. No sabemos a quién se le ha ocurrido pero lo mejor es que no lo necesitamos. ¿Para qué?  ¿Por qué hay que ponerle cara a las ideas cuando deberían ser para todo el mundo? Anonymous ya lo demostró no hace demasiado, en los tiempos del wiki (What I Know Is… // Significa lo que se es…) donde el conocimiento se reparte gratuitamente a mentes despiertas, en tiempos del TED donde las ideas nuevas se regalan o cuando con el P2P la cultura no se compra se comparte… ¿Por qué encumbrar un nuevo dios, si el Olimpo entero que tenemos ya nos sangra demasiado? ¿Tan difícil es de entenderlo? Al parecer sí.
 
      Ayer me pasé casi seis horas pegado a la pantalla de mi ordenador, enganchado a Twitter, viendo reportajes en stream y noticias de los periódicos y medios de difusión más cercanos, en facebook, en foros… en fin en una nube increíble de opiniones y contraopiniones. ¿Mi conclusión? Los medios no entienden lo que está pasando.
 
      No lo entiende Gabilondo que, tras mamar de la teta de una prisa apadrinada por el enrarecido grupo autodenominado socialista, después de tener uno de los telediarios menos neutrales de la historia (me descojono, y perdón por la palabra, del de Urdaci en comparación) y de enarbolar gritos y proclamas contra solo un bando se intenta unir al filón de lo neutral eso sí, adviertiendo que cuidado con lo que se vota y a quien se vota no sea que salga quien no se quiere. Me ahorro en consideraciones, solo diré… qué huevos le echas.
 
      No lo entiende izquierda unida que cual gobierno de la China popular lleva años dormitando en la neblina del quiero y no puedo y cuando puedo me pilla a contrapié. Aquellos que se unen a lo que sea con bocata de mortadela llamando a todos compañero camarada (el más canalla hasta se tilda de comunista) pero que con su sueldo, aún sin ir al parlamento, muchas familias hoy tendrían algo más de luz a final de mes.
 
       No lo entienden los sindicatos, aquellos que “defienden los derechos de los trabajadores” aquellos que se autodenominan representantes de los intereses del proletariado y que sin embargo se nutren y beben de los efluvios del desagüe de los partidos políticos. ¿Ideas? ¡No, hombre! Mejor una manifestación sin sentido, eso sí gritando bajito que el que manda es amigo.
 
         No lo entienden “los que saben”. Aquellos tertulianos que se quejan del “tomateo” en su intelectualidad de letras y plumilla que a veces y solo a veces consiguen escucharse entre ellos en gallineros donde el que cacarea más alto gana la partida de un programa de “pluralidad política” donde minutos antes te han vendido la segunda generación de minipimer mientras te cuentan los escarceos de unos y otros para entretener a la masa borrega. Piden un programa político… ¿para qué? ¿Para buscar el recoveco y conseguir difamar y demagogiar con el pretexto de que una preposición deja la interpretación equivoca del argumento?
 
      Y por supuesto no lo entiende la clase política. ¿Cómo puede ser que un magistrado, que se considera independiente, calme la rabieta de la esperanza acordando que socialmente (y legalmente) esta protesta no es admisible? ¿Cómo puede estar fuera de la ley opinar? ¿¡¿Estamos locos?!? ¿Qué se puede esperar de una clase política que solo reforma a cuatro años vista… a lo sumo? Solo puedo decir algo bueno de esa gente, no sé si era político o un simple funcionario, pero chapó por aquel que dio orden a la policía de no disolver la concentración aún desobedeciendo la ley. Eso si es civismo.
 
       Lo mejor y lo peor de todo es que muchos jóvenes sexagenarios sí lo entienden. Lo entienden jubilados, amas de casa, inmigrantes, locales, trabajadores, desempleados… todo el mundo menos ellos. Si gente de cierta edad con tanto vivido, con tantos lideres seguidos entienden que esta vez ya no nos hace falta un buen orador sino una buena nube de pensamientos y creatividad… ¿porqué los de siempre no lo entienden?
 
       Y después de todo aquí me encuentro, sin saber que está pasando. Ayer me lamenté una y otra vez de no poder estar ahí participando como el resto dando fuerza a este movimiento. Hoy por la mañana aun con la duda de si hago bien o mal he cogido el tren hacia el norte cuando mi corazón me guiaba hacia el sur, hacia sol. No podría llegar a tiempo ni aunque quisiera, es una lástima. Por lo pronto me conformo con organizar algo en Helsinki, con dar mi apoyo a través de internet, con difundir todo lo que pase a mi pequeñita red social y con escribir esto, que aunque no sirva para nada a mi me sirve para desahogarme un poco. Sé que esto probablemente no llegue a nada, como no llegó mayo del 68. O que llegue solo a medias como en la transición española pero no importa. Lo importante no es conseguir cosas de hoy para mañana sino mirar más adelante. Hoy en día ya no es la lucha de clases, ya no hay una nobleza a la que tumbar, hoy hay personas. Ayer miles de ciudadanos entendieron que el poder de las redes virtuales es increíble, y muchos se sorprendieron de que los medios no les avisaran: muchos se dieron cuenta de su información desinformada. Los jóvenes de todas las edades ayer se reencontraron con un arma fundamental en este siglo XXI. Internet es para todos, abierto al mundo y las ideas. Al igual que Gutember con su imprenta revolucionará el conocimiento y las reformas sociales en el mundo, las redes sociales e internet proporcionan el poder de saltarse censuras sesgos y desinformaciones. A partir de ahora mucho tiene que cambiar esa arcaica y obsoleta “sociedad” que nos gobierna sino se quiere quedar atrás, mas bien si no quiere ser sustituida.
 
Los jóvenes de hoy hartos estamos ya de la misma monserga de siempre.

No somos el futuro, somos el presente

miércoles, 11 de mayo de 2011

Huono kahvi (De mal café)

                Después de comer viene el momento café. He de decir que en Finlandia no es tan común como en nuestro país lo de tomar un café después de comer. Lo toman pero no la inmensa mayoría como nosotros. Para ellos es más normal irse fuera del comedor cogerse en la cafetería un café para llevar y sentarse en cualquier lado ya sea solo o en compañía. Aun que de eso ya hablaré más adelante. El café (que a eso iba) es… como decirlo… horrible no sería adecuado. Digamos que no se lo bebería ni un naufrago medio deshidratado si aún conserva el juicio. No entiendo exactamente porque es tan tremendamente horrible. Al fin y al cabo el café es café en todos sitios. Con comprar el mismo, de la misma procedencia y calidad, debería bastar… pues no. Le pedí a mi madre que me enviara un par de paquetes desde Bilbao porque no había dios que se bebiese eso y lo mismo me dio. Se nota algo la diferencia pero más bien poca.

                No sé si es por el agua o porque pero no hay forma de hacerse un café decente. Como creía que era el agua, probé a hacerlo con agua mineral y, aunque tampoco tiene sentido para mi, seguía sabiendo extraño. Y lo más extraño, lo que casi hace que llame a Iker Jiménez es que si le echas azúcar… ¡empeora! Creo que es el primer producto que conozco (si quitamos el sirope, la leche condensada, la mermelada y la miel) que si le echas azúcar lo conviertes en un sabor a sumidero de letrina. De verdad que pensareis que soy un exagerado que no será para tanto… todo español o italiano que se ha bebido ese brebaje oscuro piensa lo mismo… salvo algún desaprensivo esporádico que siempre hay, con tal de llevar la contraria ya se sabe. Solo os daré un dato de totalmente cierto. ¿Sabéis que es lo primero hice en Milán cuando esperaba la escala de mi vuelo a Bilbao? Tomarme un café de verdad. Creo que pocas cosas (junto con el queso idiazábal que me envió mi madre, y un botellón de Kalimotxo que hicimos en Riga) me han hecho sentir tanto como en casa.

                Pero lo del café no termina ahí. En Finlandia como en cualquier otro país del mundo tiene sus costumbres sus tradiciones… vamos sus cosejas. Una de ellas es que el café no se puede quedar frío. Sí es así de raro. Para ellos que el café se quede frío es algo así como derrochar el dinero, incluso tienen un refrán: “el café frio trae mal otoño”. ¿Por qué el otoño os preguntareis? Pues seguíroslo preguntando porque no lo sé. Lo que si me han dicho es que esa costumbre viene de que antiguamente en invierno la leña había que racionalizarla con lo que el café se hacía mientras el fuego de la cocina estuviese encendido. Una vez que las brasas se apagaran no iban a encenderlas sólo porque a alguien le apeteciese un cafelito. Así que tienen la costumbre, que es muy irritante por cierto, de que en cuanto ven que alguien se le vacía la taza lo más mínimo o le da un simple sorbito te rellenan el vaso hasta arriba.

                ¡Y no les digas que no! Que no se lo toman muy bien. Se ve que cuando alguien en el trabajo agarra la cafetera se siente con el poder de exigir que se beba todo y prácticamente solo puedes decir que no cuando te has bebido en torno a dos o tres vasos. Que yo me pregunto (y me sigo preguntando porque lo fineses otra cosa no pero los suecos se lo saben hacer muy bien) ¿Por qué no hacen menos café? Pues no, no saben hacer poco café. Y mira que es fácil que lo pone bien claro en el depósito del agua de la cafetera 2, 4, 6, 8, 10, 12 y 14 tazas, si solo somos cinco… ¿Por qué coño llenan hasta catorce? Porque son suomis los tienen cuadraos y además les parece genial que acabes hipercafeinado todas las mañanas. Así que cuando sales a hacer prácticas trabajas al doble de tu velocidad (que para ellos es como doce o quince veces la suya) y los masajes acaban pareciendo el vibropower manual.

                Lo mismo les da que les digas que te has tomado tres cafés dobles bien cargados para desayunar o que les digas que vas de anfeta hasta las cejas y más taquicardias no puedes soportar, bebes café y punto. En el momento que les digas que te gusta café estas perdido. Además es de lo primero que te preguntan al llegar a un trabajo nuevo. Según ellos los fineses son silenciosos y grandes bebedores de café por el día y alcohol por la tarde-noche. Y no les falta razón la verdad. Sobre todo porque allí el café lo suelen tomar sin leche en tazas enormes y como mucho con un poquito de azúcar, no demasiado. Al menos por mi experiencia el único que lo tomaba con leche era yo y siempre acababan pidiendo a cocina que trajeran solo por mí, cosa que aunque en la mayoría no ponían pegas, en algunos sitios no les hacía mucha gracia con lo que siempre me llevaba mi brick. 



Pero claro, ellos te llenan la taza estilo madre, solo quiero dos cazos, de acuerdo aquí tienes cuatro. En el fondo es cuestión de hospitalidad pero es que tú les dices que no quieres más y desde que lo dices hasta que dejan de echar… tela.  Con lo que lo que empieza siendo casi un cortado acaba siendo un café más negro que una noche sin luna con los ojos vendados. Da igual lo que hagas, te levantas a la nevera a por más leche y pegas un sorbo grande para hacerle sitio y te dicen:” uy con tanta leche se te habrá quedado ya frío, toma más café”. Luego con el tiempo y la confianza ya les cuentas tus costumbres, gustos, pareceres e intentas explicarles que tú con una taza y media a lo sumo ya tienes para tirar media mañana. Y puestos en el tema les hablas del café del tiempo o mejor del café con muchos hielos, típico en tu país y que deberían probar (momento pelota a más no poder, casi suplicando que te dejen en paz de cafés) pero se te olvida una cosa: estás en Escandinavia. Conseguir que un finés cambie de opinión o entienda otra forma de vivir en algo que es inherente a sí mismo es IMPOSIBLE.

                Y si esto solo pasara al principio de la mañana aun. Pero toman café cada dos por tres. Les encanta. Se pasan el día buscando escusas para hacerse un café (ya os contare su forma de trabajar) Con lo que al final, entre unas cosas y otras durante mi periodo de prácticas aprendí a no desayunar en casa, a resignarme a beber café prácticamente ardiendo… porque se me enfriaba sino y a… apreciar el café no es la palabra correcta y soportar tampoco pero algo intermedio. De vez en cuando vamos a una cafetería en el centro que por tres euros y medio te hacen un café expreso al que le ponen un tanque de leche y es lo más parecido al café nuestro de toda la vida. Pero entre el precio y que el centro está lejos lo solemos dejar para ratos de morriña o tiempos muertos y esporádicos. Siento mucho pero esta vez sí que no creo que podría haber sido peor, porque si hay peor café de verdad que no quiero probarlo.




martes, 10 de mayo de 2011

Keittiö (Gastronomía )


Una de las cosas que me dijo un amigo que estudió fuera del país al volver es que lo que más echo de menos fue la comida. En realidad echaba de menos en mayor medida a su madre, pero era porque en su casa ella cocinaba. Tranquilo Rubén que aunque me insistan no les diré quien fue. No diré yo lo mismo por la cuenta que me trae pero algo así ocurre. Qué bien se come en tu casa, ya puede ser tu madre una horrenda cocinera que te encanta. Y aunque tengo que reconocer que la mía cocina que da gusto, supongo que todos pensamos igual. Aún no he conocido a nadie que diga que a su madre le sale mal el sofrito. Con lo cual vayas donde vayas siempre deberás poner buena cara y comértelo todo.
                - Tío pero si esto sabe a mierda
                - Ya pero es mierda de mi madre ¿Qué pasa?


                Y algo así pasa en este país. No es que ellos cocinen mal, es su forma. No es que su café sepa a sumidero, es que es su sumidero. No es que estén depravaos por hacerse bocadillos de queso y mantequilla… bueno sí, eso es una desviación en toda regla. Pero en general la comida se puede comer y siendo sincero está bastante buena, solo que es un poco extraña. Empezando por los horarios. No es normal eso de comer a las once u once y media y cenar a las cuatro o cinco. No por el hecho de acostumbrarte o no, sino porque desde las cinco hasta la hora de dormir es imposible estar sin comer nada.  Son demasiadas horas sin llevarse algo al estómago con lo que prácticamente siempre recenas. Recenas o remeriendas porque si ya suele dar pereza hacerse la cena cuando se llega cansado de currar, imaginaros inflarse a mierdas a las cinco y a las diez u once con hambre. Así que como te has saltado la dieta en la cena, decides recenar poco. Primero te haces unas tostadas, luego un poco de queso, después un yogurt… para cuando te quieres dar cuenta has devorado la nevera.

                A la hora de desayunar, lo normal para ellos es desayunar como deberíamos hacerlo nosotros. Unas tostadas o cereales, un zumo o algo de fruta y un yogurt o algo de queso. Lo suelen hacer a eso de las siete de la mañana cuando se levantan. Hasta ahí todo normal, lo que extraña bastante es que al llegar al trabajo es muy normal hacerse una pausa para el café a eso de las nueve y media o diez (si se come a las doce) o nada más llegar tomarse un café con los compañeros. Para ese café sacan un bocadillo pequeño o una rebanada de pan con algo o sino pelan una manzana y la meten en un yogur. Casi con el desayuno en la boca y ya están comiendo otra vez para dos horas después ir a por la comida de verdad. A mí lo que me parece repugnante (y lo siento si algún finlandés lee esto) son los sándwiches que se preparan. Queso con mantequilla y pimiento rojo crudo. Otros de mantequilla, lechuga y queso con una salsa tipo césar. Y lo que más asco me da de todo: un pan con sabor a regaliz al que untado de mantequilla le añaden queso y pepinillos. Os juro que es horrible.

             El pan es muy parecido a éste. Este está bueno pero ahi otro, negro como una noche oscura con torcitos de regaliz... la muerte.


                La comida está bastante bien. En la dieta normal de un finés no pueden faltar las patatas, el brócoli, las ensaladas y el millón de salsas que tienen para todo. Lo normal es que se hagan una pequeña ensalada variada que ponen en un platito pequeño y después vayan a por el plato principal. Este suele ser de dos tipos: o bien es algo preparado tipo pasta con nata o carne guisada bastante grasienta que lo acompañan con todo tipo de ingredientes o bien es un plato que da la sensación de estar por hacer. Por un lado te ponen unas patatas cocidas (sin sal) por otro lado unas zanahorias hervidas al vapor (sin sal también) por otro un salteado (sin aceite) de brócoli con judías sosas por supuesto y por ultimo carne asada o al horno sin ningún tipo de salsa ni condimento ni cristo que lo fundó, en plan soso. Así que nada, tu coges el cucharón y empiezas a servirte como más o menos te parece bien y cuando tienes el plato rebosante (como ellos hacen) pasas a un nuevo mundo: el universo de la salsa.

                Tienen salsa para todos los gustos, sabores, olores y consistencias. De hecho creo que algunas ni ellos saben para que se utilizan ni a que saben, pero da lo mismo. Allí hay alrededor de diez o doce botes como de un litro (tipo kétchup) con una etiqueta que casi no se lee y tú eliges. ¿Cómo los usan? Ni idea. De hecho creo que es mejor no entender cómo. Esta gente tiene la extraña idea de que si te gustan dos o tres salsas si las juntan el sabor se multiplica por tres. Es asqueroso. Que te gustan los espaguetis con salsa de queso y salchichas, pues le metes kétchup que también te gusta, un poco de salsa de yogurt para darla sabor y bastante de boloñesa y ¡voilá! bon apetit. Lo peor de todo es que siguen el mismo criterio para las ensaladas y que no se paran a pensar que salsa casa con que comida, si todo sabe a lo mismo, pues mejor para todos, ¿no? Si algún día venís a Finlandia espero que no os toque enfrente algún amigo de juntar primer segundo plato con ensalada y sus salsas respectivas. Porque… ¿A en qué cabeza humana cabe juntar todos los platos menos el postre? (por suerte aun no han llegado a ese nivel de perversión) A ellos por supuesto.

                Los postres sí que están bastante buenos. Tienen de todo tipo pues a esta gente le encanta el dulce. Pero les encanta… les encanta. En los todos supermercados hay un pasillo enorme llenísimo de todo tipo de dulces, bollos y demás. Así que para finalizar la comida no podría ser menos y en casi todas las zonas de comidas tienes bollos, natillas, unos purés raros de frutas dulces o grosellas y fresas maceradas en kilos y kilos de azúcar. Están todos buenísimos pero eso si llevan el azúcar por quintales. Pero lo mejor, lo mejor con diferencia (ahora es cuando me decís que soy raro) por fin existe un país que tiene mil dulces que no son de chocolate, ¡por fin!


        Me encantan las grosellas y cuando las hacen en sorbete....buff ¡un escandalo!


                Algo también muy extraño es que para comer beben leche. Aunque algunos también beben agua, lo normal es beberse un par de vasos de leche en las comidas. Además que leche de todas las clases, yo no he visto país con más leches en toda mi vida. Las hay normal, semi, desnatada, sin lactosa, azucarada, espesa tipo yogurt, polivitaminada, con mil aditivos tipo Benecol y así, con extra de calcio, algo más espesa que la normal pero sin ser yogur y con cereales, una que es sin lactosa y agria (para alérgicos a no sé el que)… y seguro que me dejo alguna más. Así que lo normal es encontrarte en el mismo estante unos seis tipos de leches más o menos. Con lo que os podéis imaginar la odisea de acertar los primeros días.  Sobre todo cuando pruebas la leche de súper alérgicos… un drama. Si os sirve un truco es coger la de color azul más oscura de todas. No sé exactamente el porqué pero en todas las marcas posibles y tipos la azul más oscura es la entera. Puede que prefiráis desnatada o semi, pero siempre es mejor opción que la agria, hacedme caso.

                En conclusión he de decir que la comida esta bastante buena una vez que te adaptas a las diferencias. Además tienen cosas buenísimas como la multitud de ensaladas que tienen todos los días y que se incluyen con todos los menos (hasta en las pizzerías o Kebab). Lo único que si espero si venis es que os gusten las patatas porque sino… os acabaran gustando. Para finalizar os dejo un chiste muy malo y muy tonto (como un servidor) que a mi siempre me a encantado y que lo recuerdo cada vez que no se que es lo que me dan en la universidad.
                - ¡Mamá! ¿Qué hay para comer?
                - Mierda con patatas
                -Jooo… ¡Otra vez patatas…!



      Esto son los Munkki no confundir con Mukki (tetas), son como los donuts fineses. El sabor es algo intermedio entre un donut soso y una rosquilla blanda, pero esta bueno.

lunes, 9 de mayo de 2011

Äärimmäinen urheilu (Deportes de riesgo)


                Una de las primeras cosas que te recomiendan todos los Erasmus al volver es que te agencies cuanto antes una bici. Es el medio de transporte ideal, muy versátil, cómodo, y te da una libertad bastante importante a un precio muy bajo. Todo muy lógico y muy normal… excepto en Finlandia. 

                La primera vez que vi una calle finlandesa, bueno mejor dicho, la primera vez que intuí que bajo toda esa nieve había una calle finlandesa supe que iba a ser toda una odisea aclimatarse y desde luego, de los doce o trece millones de pensamientos que se me cruzaron el último de todos fue el de cruzar eso en bici. Primero porque cuando llegue caían unas nevadas del copón, que parecía que toda la nieve del mundo se hubiera vaporizado y se descargaba contra este pobre país y segundo porque cuando no nevaba, con el inmenso frio que hacía, la humedad ambiental se congelaba convirtiendo el aire en un perpetuo sirimiri de escarcha que a velocidad de caminante cala, pero a velocidad de bicicleta taladra la piel cual aguijón de abejorro

                Y es que a temperaturas máximas de diez bajo cero y en una ciudad que solo por el hecho de estar en la costa corre un aire que da gusto verlo (porque lo ves corretear cargadito de sirimiri helado) subirse a una bici desafiando los elementos una de las más arriesgadas aventuras que hay. Y mira que uno es vasco, chicarrón del norte y como buen norteño con una piel de osezno bien repleta de su buena grasilla michelinera, pero ni por esas. Que frío. Y da igual que te abrigues. En Vitoria los lobos salen con bufanda pero es que en este país el viento viene con ganzúa y se mete por el único rincón que tu abrigo permite para dejarte los pezones como toalleros. Bien sea un bolsillo abierto, bien que se te ha movido el guante o que no te has subido la cremallera lo suficiente: a la tercera pedalada estas más congelado que el tío del anuncio de gas natural. Así que nada tú, que ya vas con el tiempo justo, empiezas a encomendarte a tus santa hombría para tirar para adelante (hombría que se ha subido al estomago cual koala tiritando en busca de algo de calor) te repites una y otra vez que tu puedes, pero no hay forma.

                 A escasos trescientos metros de donde saliste te encuentras: con el labio cuarteado, la babilla congelada en plena comisura labial, la garganta pidiendo auxilio y las anginas regocijándose: ya verás mañana… ya verás que gustico te va dar beber algo frío. Eso sin contar con que estas medio bizco porque tu ojo a tenido la brillante idea de dejar correr una lagrimilla que, por supuesto, se ha congelado y solo puedes respirar por la boca porque tu nariz, en un afán de ayudar, ha decidido moquear como si no hubiera un mañana y a la tercera respiración, toda esa mucosidad se ha fosilizado. Y es que el cuerpo es así, yo creo que en estos casos se ponen todos los órganos a pensar a la vez y deciden putear como mejor saben. En definitiva pedalear a veinticuatro bajo cero como hice yo en mi primera vez, no es sano. Y si no es sano de normal con viento en contra no digamos principalmente porque empiezas a hacer cosas sin sentido. Apartas la mirada para que no se te congelen las retinas… empiezas a dar frenazos de repente ya que tanteas el freno porque, como dejas de tener sensibilidad en los dedos, no sabes dónde está… un caos.




                Y luego está la otra parte que le da más intríngulis a la situación: la nieve. Si los coches llevan cadenas por lo que pueda pasar y en Finlandia usan neumáticos de clavos… ¿Por qué las bicicletas de aquí tiene la cubierta que parece los neumáticos de seco de Alonso? Así que te caes, te fostias allí por donde vas hasta que tus piernas parecen las de un dálmata. No sabría deciros cuantas veces me he caído, eso sí, no me las había dado tan grandes y tan variadas en mi vida. La caída por frenar tarde, por frenar en curva, porque se te va la rueda de adelante o la de atrás, porque te emocionas y acelerando se te va un pie… cómo no los sientes o los sientes mas bien poco... 

                Claro luego cuando se va la nieve y aparece el hielo te quieres morir. Eso si que es una lotería en sí misma. La única forma de salir vivo de una calle helada es pasarla muy rápido si está muy lisa o con mucho cuidado si es abrupta. Si está muy lisa lo malo que tiene es el frenar que o te anticipas bien o terminas clavando los frenos y en consecuencia los dientes contra el suelo. Y si es más bien accidentada el riesgo que corres es que te puedes caer de la forma más ridícula de todas: en parado. No hay nada peor que se te pille una rueda entre dos bloques del hielo y totalmente quieto te vayas al suelo. Son caídas limpias sin riesgo ni dolor pero se descojona de ti hasta el más tonto, entonces te cabreas agarras la bici como si la dominaras mejor que nadie y te decides a salir de ahí cuanto antes a toda pastilla, resultado: te vuelves a caer.

                Mención aparte tiene el sistema que utilizan aquí para las bicicletas. Resulta que existe un organismo que se dedica a la obra social con indigentes y personas en riesgo de pobreza que se encarga también de los estudiantes. Sí aunque parezca increíble allí pueden ir personas con problemas reales en busca de comida, mantas o ayuda de algún tipo y estudiantes que viven a costa de sus padres de igual a igual. De hecho si fuéramos (que nunca hemos ido) los lunes y jueves reparten comida entre la gente necesitada. Les dan arroz, pan, algo de embutido, carne y creo que como unas sopas. Además allí puedes resguardarse del frío (en Finlandia, Pori al menos, está prohibido mendigar en la calle durante el invierno) comer y tomar un café caliente a un precio simbólico. Otro departamento de este lugar es el de alquiler de bicicletas. Aquí tiene un taller y almacén de bicicletas donde si pagas sesenta euros ellos te dan una bici y se encargan del mantenimiento. Si se te pincha rompe o tiene algún fallo mecánico ellos lo arreglan y te la devuelven. Un vez no necesites la bici la devuelves a la organización y ellos te reembolsan cuarenta euros que habían tomado como fianza. 

                De momento y en lo que llevo aquí he tenido dos bicis. La primera una bicicleta normal aunque un poco antigua de paseo pero con un sillín horriblemente duro. Cuando la vi por primera vez recién sacada del taller no tenía muy buena pinta pero lo cierto es que era bastante manejable pero se pinchó. Al día siguiente del pinchazo volví a la tienda para arreglarlo y en lugar de cambiarme la rueda me dieron otra bici que allí tenían para que pudiera volver a casa cómodamente. Creo que esta bici es una de las mejores cosas que tengo en Finlandia, me encanta. Es un modelo de carretera antiguo con manillar de competición corto y ruedas finísimas (ni os imagináis lo que es mantener el equilibrio en el hielo con ella). Es genial. Cariñosamente le llamo la “Espada”. Y es que una de las mejores cosas que tiene es una palanca que tira de una correa que va directamente al piñón y que su función es ganar eficacia mecánica en cada pedalada. Con esta palanca accionada con cada pedalada avanzo una barbaridad y como pesa muy poco lo cierto es que me muevo por la ciudad a todo meter. Como me dijo el señor que me la dio en la oficina social es la: high speed handgrip. Una caña. Las vueltas a casa desde entonces en plena embriaguez son mucho más divertidas. No solo porque vacilo a la mitad de los que voy sino porque las caídas son mucho mas brutales. 




sábado, 7 de mayo de 2011

Mitkä asiat tuovat Suomessa (Que llevar a Finlandia)



                Uno de los enormes enigmas a la hora de venirse hasta aquí es que meter en la maleta. En realidad es un poco tontería que nos hagamos una lista y pensemos y repensemos, acabaremos metiendo lo que quepa. Da igual que lleves una maleta que cinco, las vas a llenar fijo. Pero no las vas a llenar hasta un límite normal o comprensible sino que las llenarás hasta que tu madre y/o padre subidos encima no sean capaces de unir ambos bordes de la cremallera. Y es que siempre que preparamos un lista bien hecha, calculada y pensada vendrán a nosotros múltiples, millones de dudas (por supuesto incentivadas por tu madre) entrado en el fase de los por si acasos.

                De la misma forma que cuando te vas a Sevilla una semana en agosto te llevas una sudadera por si acaso a Finlandia te traes mil prendas de abrigo por si acaso. Todo el mundo se tira meses torturando tu mente sobre el frío que vas a pasar y te agobian con miles de “útiles” inútiles. Que si orejeras térmicas en diadema, gayumbos térmicos, muñequeras térmicas, carteras térmicas… cualquier mierda que lleve detrás el apellido térmico es válido para tu familia y amigos. Y no contentos con eso te instan a que metas en la maleta, como si fuese un agujero negro que todo lo absorbe, todas las sudaderas que encuentran en tu armario.
                - Este jersey te vendría bien
                - Hace cuatro años que no me lo pongo
                - Pero si es muy bonito
                - Ya pero es que no me entra
                - Bueno tú mételo por si acaso, que allí hace mucho frío


                La gestión del frío tampoco es para tanto. Es cuestión de ser previsor y cuando llevas una semana pensar en cómo te sientes y actuar en consecuencia. Yo así a ojo me hice unos límites sobre los cuales abrigarme. Que la temperatura no baja de cinco grados (bajo cero se entiende): botas calcetines térmicos abrigo y guantes (normales). Que no baja de menos diez: le sumamos una sudadera bajo el abrigo y un gorro. Que llega hasta menos quince: Mallas térmicas bajo los pantalones no te vendrán mal, otra opción casi mejor para no asarte cuando llegues a la universidad son unos pantalones de nieve que abriguen, cambio de gorro: el que venden en la universidad es el mejor que he probado, sino el tipo ruso también va muy bien. Y de ahí para abajo es no es cuestión de sumar prendas hasta parecer el muñeco de Michelin sino de ponerte unas de mejor calidad.


 
                Si tuviese que recomendaros ropa para venir (espero que este permitido hablar de marcas de ropa, sino que me lo digan para no hacer publicidad gratuita) os recomendaría visitar Decathlon. La línea Quechua es genial al menos para pasar los primeros meses aquí. Tanto las mallas térmicas (veinte euros) como las camisetas térmicas (diez) son muy útiles si eres muy friolero. También es altísimamente recomendable los calcetines: son geniales. En concreto tienen unos que son bastante caros pero muy efectivos y que yo solo me los puse en Laponia que cuestan treinta y siete euros cada par. Sí es un precio desorbitado pero tener un par os aseguro que os vendrán genial si hacéis largas caminatas por la nieve o vais a esquiar. Lo que no os recomiendo es que os obsesionéis con comprar mucha ropa sino gastaros el dinero en algo bueno. Por ejemplo los forros polares de Quechua están muy bien pero si llevas muchas capas son incomodísimos. Con un forro polar una camiseta térmica debajo y un abrigo pasareis genial a temperaturas de quince o veinte bajo cero y el precio es bastante nimio.

Tampoco os volváis locos buscando abrigos. Yo he pasado el invierno con el abrigo que tenia para Bilbao y no he tenido ningún problema. Lo que si tenéis que preocuparos es que sean impermeables porque si os calan lo pasareis mal. En cuanto a los gorros lo mejor es que os olvidéis de marcas y cosas cool. Si queréis ser funcionales buscaros líneas de doble forro, como los reversibles de Quicksilver o DC que son geniales (aunque si no quieres parecer un champiñón tienes que dejarte las orejas fuera). Yo el mejor gorro que encontrado es el que venden en la universidad que aparte del doble forro lleva una goma al final que se ajusta en las orejas, sino los tipo rusos también son bastante buenos. 

                El calzado es más complicado. Yo me compré unas botas supuestamente térmicas en el mismo Decathlon por cuarenta euros que, además de ser comodísimas, me han venido genial todo el invierno. En realidad ha sido la mejor compra que he hecho para venir para aquí. Cómodas, resistentes, impermeables, calentitas y encima baratas. Lo malo son las suelas. Los únicos zapatos que no resbalan en el horrible hielo finés son los que ellos venden. Aún así no son la panacea y si no que se lo pregunten a una compañera española que se ha estado cayendo todos los días unas cuantas veces pese a sus súper botas antideslizantes. 

       Mis botas, las teneis en cualquier decathlon y baratejas


                En definitiva recomendaros que penséis con la cabeza y os dejéis de tonterías. Que aquí también hay tiendas y tenderos que tienen que dar de comer a sus hijos. Lo que no os llevéis de casa lo compráis aquí y listo. Respeto a la maleta, es bastante caro enviar paquetes desde España. Son unos cien euros más o menos. Así que os merece la pena facturar una maleta extra (creo que son unos cuarenta euros más) que pagar el sobre peso que son unos treinta euros más con cada cinco o diez kilos (no lo recuerdo bien). Otra forma es volar con norwegian.es. Es una compañía noruega que permite facturar dos maletas en cada vuelo a precios relativamente razonables. Lo mejor que he encontrado han sido setenta euros en vuelo directo Barcelona - Helsinki. Eso sí hay que comprar con tiempo.

viernes, 6 de mayo de 2011

Tottele Isoäiti (Obedecer a la abuela)



                Sé que no voy a descubrir América si os digo que en Finlandia hace un frío que no es normal. Un frío que yo sigo sin explicarme cómo es posible que en aquellos tiempos (según oh-dios-Wikipedia los primero pobladores datan del ocho mil quinientos antes de Cristo) en los que ni el gas natural ni los abrigos ultra aislados con laser existían, algún degenerado pudiera pensar en Finlandia como un sitio para asentarse. O le funcionó muy mal el GPS o el termostato del cerebro se les quebró, porque dios mío por muy bonita que encontraran la cueva ¿Qué demonios hacían allí? Vamos a ver, o muy malas personas debían ser los del sur o muy antipáticos para no poder reconciliarse y buscar un lugar más calentito a pasar el invierno. Pero se ve que eran muy tercos y se quedaron. No se sabe muy bien de donde vinieron los primeros pobladores pero con lo animales que tenían que ser pudieron ser perfectamente navarros que se perdieron recogiendo espárragos. Cuentan que en poco después se inventó la sauna, lo que no se es como no se quemaron a lo Bonzo antes para conseguir calor.

                De todas formas el frío tiene sus ventajas. Aprendes enseguida a no babear: se congela la babilla. A no comer chicle con la temperatura muy baja: se congela el chicle y morderlo es como masticar piedras. Y de repente tienes una obsesión por sonarte bien los mocos antes de salir a la calle no sea que se te congelen cosa que es de lo mas incómodo que hay. De hecho las madres finlandesas acuestan a sus hijos en los porches durante el inicio del invierno para dormir la siesta. Los tiene ahí salvo que la temperatura baje de diez bajo cero para que se vayan acostumbrando al frío y crezcan más sanos. Así no se constipan dicen. Yo estoy convencido de que supermán nació de una madre que se olvidó de mirar la temperatura y el niño durmió a menos quince. 



                Lo que de verdad me impresiona, ya que el frío lo suponía, son los cambios de temperatura. Con el tiempo los finlandeses han conseguido un sistema de calefacción y aislamiento térmico de las casas excepcional. Tal es así, que prácticamente todas las casas están a una temperatura constante de veintidós grados. Eso significa que cuando en la calle hace veinticinco bajo cero la diferencia térmica es de casi cincuenta grados. Y nadie se resfría ni se constipa ni nada. Así que luego escuchas a tu abuela decirte: hijo mío porque no te llevas una chaqueta que va refrescar. ¡Ja! Que refresque lo que quiera que mis genes han debido de mutar ya porque este invierno ni un solo estornudo… ¡y anda que no ha refrescado!

                Luego vienen otros, los mas sentidos, y te dicen que el problema son los cambios de temperatura, que claro te abrigas mucho por la mañana porque te congelas a doce grados y a mediodía cuando sales, a veinte, es mucho cambio de temperatura para el cuerpo llevando la misma ropa. ¡Ja! ¡Pero si los finlandeses ni se inmutan! De verdad yo creo que a ellos el frío y el calor ni les toca pasa por donde están les saluda les rodea y se marcha. ¡No se desabrigan nunca! Y cuando salen, con la misma ropa que llevan en el interior… ni se inmutan. Da igual que en el centro comercial estén dos horas que dos minutos, tu allí los veras a veintidós grados con su abrigo, su gorro, su bufanda a juego con sus guantes bebiéndose un café calentito y pasando la tarde. Claro tú que a tu cuerpo no le ha dado tiempo a dejar de quemar calorías para mantenerte en calor en cuanto entras allí dentro sudas como un cerdo, así que te quitas ropa. Y lo más increíble es que cuando te ven medio desnudarte, sudando como un pollo y con unos colores que ni los guiris en Sevilla, abren los ojos como platos y medio tiemblan del frio que les da verte.
- ¿¡Pero si vas en manga corta!?
- Pero que hace veintidós grados nene…
-¿Y no tienes frío?
-Tú que llevas la sauna incorporada dentro del abrigo gore-tex ese ¿no?


                Porque esa es otra: Las saunas. Esta gente después de chuscarrarse la piel a más de ochenta grados les parece de lo más de agradable tirarse a rodar por la nieve… ¡por la nieve! Reconozco que sentarse en un banquito al frescor finés (veinte bajo cero para mi es la mejor temperatura para relajarse tras la sauna) mola. Sí es sorprendentemente agradable ver cómo, envuelto en una nube de vapor, tus pezones van convirtiéndose paulatinamente en toalleros punzantes. Pero eso para los escandinavos es pecata minuta. Como diría una buena amiga mía para ellos es como ir a un prostíbulo a pedir un abrazo. Así que ni cortos ni perezosos cogen carrerilla y sin pensarlo ni dos segundos se tiran a la nieve e incluso algunos de ellos nadan en  lagos congelados.

Al principio te asustas, te das cuenta que eso no es posible que eso sea agradable para nadie… vamos que yo no he visto nunca a un reno darse un chapuzón en un lago voluntariamente para pasar el rato. Pero luego, en un alarde de gallardía (y pura inconsciencia también) te da por intentarlo, por derretir toda la nieve que hay a tu paso. Así que te agarras los machos enfilas el camino hacia la calle y según pisas descalzo la nieve un calambrazo recorre tu cerebro: no lo hagas. Pero claro, con la velocidad que llevas, por mucho que frenes no hay manera así que mas que tirarte a la nieve te caes, más que rodar te estampas con la nieve y ves como todas tus funciones vitales entran en estado de shock. Te cuesta respirar tu cerebro deja de pensar y solo te dice, ¡corre dentro…tira! Así que, cual resorte te levantas casi noqueado y vuelves a la sauna. ¿Dónde está el placer os preguntareis? Según ellos en el después, vamos en el darte cuenta que aun sigues vivo. Realmente hay que dar gracias a que cuando inventaron la sauna aun no se había descubierto la pólvora porque sino estos hubieran inventado la ruleta rusa-finesa… ¡las sensaciones placenteras vienen después!



                Así que os podéis imaginar a mi pobre madre cuando le conté que esta gente acostumbra a salir en pelotas a la calle con la piel hirviendo en post de congelarse el trasero para sentirse bien. ¿Y no se ponen una chaqueta una manta o algo? ¡Se van a resfriar! Todo mentira. No volváis a creer a vuestras madres y/o abuelas, ni hace falta esperar dos horas para meterse en el mar, ni beber un refresco después de haberte tomado el obligatorio vaso de leche nocturno hace que crezca un monstruo en el estomago que te coma por dentro. ¡Pues no me he hecho cubatas en el pueblo después de cenar! Ama (mamá en euskera) si lees esto… todos sin alcohol prometido. 

                Así con todo temo lo que pueda pasar a mi regreso peninsular. Los inviernos me parecerán una piltrafa y a ver como convenzo yo a mi madre, que ya piensa que nací sin sentido del frio, de que seis grados puede ser un calor sin igual. Por no hablar de mis compañeros de universidad en Valencia a los cuales temperaturas inferiores a dieciocho grados les parece como mínimo fresquillo y por debajo de quince prácticamente frío polar. Eso sí, torrándose a treinta y cinco grados en la terraza de una cafetería están como en casa, cual salamandra en su piedra… horrible.