Supongo que todas las personas
tienen momentos que desearían olvidar. Situaciones en las cuales te arrepientes
de lo hecho, de lo dicho o simplemente de lo pensado. Hay veces que uno mismo
se pone en evidencia aunque todas sus razones y argumentos sean válidos, hace unos dias que me
ha ocurrido a mí, y no estoy nada orgulloso.
Eran
fiestas de Bilbao y yo, harto de la apoplejía estática que caracteriza a mi
mundo, decidí quedar con gente algo más acorde con mis ideas y pensamientos.
Con gente a la que hacía demasiado tiempo que no dejaba participar en mis
ideaciones y esparcimientos. En ello estaba, y con demasiado alcohol en sangre
deambulaba, cuando de pronto cual aparición me tope con la persona a la que más
he escuchado en los últimos tiempos: Pablo Hasel. Hasel es un rapero y poeta
comunista muy comprometido con la sociedad en la que vive. Un autentico
inspirador y maestro en muchas índoles. Alguien que ha producido en mí, a
través de sus letras, un sentimiento de cercanía y comprensión inigualable. No
solo por el hecho de que diga en sus canciones lo que creo, sino que por la
proximidad en la edad y lo que se plantean en sus temas siento como propias
cuestiones que a él le suponen cuanto menos rebelión e ira.
Sin
embargo al toparme con él no supe reaccionar. ¿Qué decirle en minutos a alguien
con quien desearías conversar horas? ¿Cómo no parecer un groopie cuando en
realidad deseas una dialéctica política en la que pretendes aprender más que
proponer? Tan solo supe decir que me encantaban sus letras, que se quedaba
corto en sus críticas (sin especificar el porqué) y que ha sido una fuente de
inspiración. Apenas supe cambiar respecto a un fan de Lady Gaga o de Justin
Bieber. De verdad me sentí la persona más tonta y esnob del mundo.
Podría
haberle dicho que sus poemas sirven de bálsamo intelectual en una sociedad que
con su bajísimo perfil político e ideológico produce arcadas a más de uno,
entre ellos a mí. Que a mis mal llevados veintiséis años añoro alguna figura
que tomar como referente, que la soledad ideológica se invade cada vez más y
que si no lleva a ser por el descanso mental que supone sus temas ya habría
empezado a desvariar. Pablo, sé que no lees mi blog pero al menos me quedo
mucho más tranquilo lanzándote un sincero agradecimiento por lo que haces para
algunos como yo que, quizá por insensatez juvenil, no descansaremos hasta hacer
de esta mierda de sociedad un lugar más justo para todos. Muchas gracias de
corazón y mis más sinceros deseos de que continúes así, algunos te necesitamos.