domingo, 31 de marzo de 2013

Chipre





                El espectáculo que estamos viendo en los últimos días en Chipre no tiene parangón. No tanto por lo que los medios se empeñan en hacernos comulgar sino por todo lo que hay detrás y lo que supone. Sinceramente, creo que somos muchos los que ya no nos tragamos casi todas las informaciones que nos llegan por los mass media en asuntos económicos y que decidimos utilizar nuestro propio razonamiento para interpretar las cosas. Cosas que, en una época en la que la “crisis” económica condiciona todos los movimientos políticos occidentales, difícilmente parecen casualidades.

viernes, 29 de marzo de 2013

Otro día más



He escrito muchas cosas que no subo y que puede que empiece a subir. Algunas cosas fruto del momento y otras de la pausa, unas con vigencia permanente y otras no. La de hoy sigue vigente porque pocas cosas cambian cuando las mañanas dejan de serlo y las noches no sirven para dormir.

lunes, 18 de marzo de 2013

Dejando los topos atras



                Cuando te pasas media vida escondiéndote sacar el hocico de la madriguera sin mirar antes se hace duro. Puede parecer sencillo pero para los topos el aire limpio y fresco del exterior no produce calma sino vértigo. Y es que aunque pueda parecer claustrofóbico, los topos se manejan en rincones estrechos, oscuros y poco ventilados que permiten una falsa sensación de confort y sobre todo de seguridad.

viernes, 15 de marzo de 2013

Por qué volver a escribir





Esta siempre ha sido una canción con la que me he sentido muy identificado porque, por mucho que la gente se excuse, nadie escribe por escribir. Todos lo hacemos por algo o por alguien, seamos más o menos egoístas esa es la realidad… nadie escribe un diario sino lo necesita. Charles Bukowski decía que los verdaderos escritores son aquellos que si no escribiesen enloquecerían, luego es una necesidad vital. Es mi necesidad vital.

La literatura siempre fue un refugio para mí. Atormentado de niño por muchas cosas demasiado personales, la fantasía de las historias, las hazañas me hacían relacionarme con personas y sucesos con los que era fácil sentirse identificado o acompañado pero llegado una edad no fue suficiente, eran necesario dosis mayores. A si fue como empecé a acuchillar folios. Al principio fueron cuchilladas de papel, con tachones por doquier y mala letra, que me costaba más esconder de mi madre que escribirlas. Poco después encontré un lugar donde mi madre no las encontraría, el ordenador. Así, desde mi primer poema “Este no es el mundo de Papá Noe” con 13 años, fui modelando la sociedad a la que me abría. Fui progresivamente maquillando una realidad que me aterraba, calmando mis propios monstruos interiores y confesando a lágrimas de tinta digital mis heridas y temores diarios. Retazos de una adolescencia no demasiado sana pero tampoco loca o inmadura.

No era una cuestión de buena técnica literaria, más bien era de literatura muy sentida la que hacía, pero quienes me leían solían asombrarse de mi forma de describir y desarrollar literariamente las historias. Quizá por eso empecé a dejar a terceros que leyesen algunos de los textos que creaba, los menos, o quizá solamente empezaba a necesitar comunicar algunas cosas. Lo cierto es que poco a poco algo que simplemente era una excusa para ver al mundo con mejores ojos acabó siendo una condición indispensable en mi vida. Recuerdo que cuando dejé a mi primera novia una de las razones que me pesaron fue la de que ya no escribía. No es que no tuviera tiempo, simplemente no le encontraba el sentido… simplemente no escribía para ella, y eso era fundamental.

Confieso que les he escrito a muchas mujeres, muchas ni lo saben porque nunca se lo dije o ni siquiera creí conveniente que lo leyeran, pero escribía a través de sus olores o de su tacto. Sin embargo eso tampoco daba el confort y el resultado esperado. Las ofertas de calor, por múltiples y poco atractivas no dejan de ser eso, meras ofertas, no hay más allá de una piel suave o una mirada amable. El problema viene cuando te enamoras. En ese momento todo cambia. Ya no hace falta que escribir para ver al mundo con buenos ojos, ni necesitas consuelo entre puntos y comas pero, aún así, necesitas seguir escribiendo.

Ya no escribes para ella, sino por y a través de ella. De sus pensamientos, de sus gustos, de eso que va mas allá de todo contacto físico… de esa cosa especial. Escribes tu novela, como el protagonista de esta canción solo para ella. La vida por ello no empieza a ser maravillosa, sigue siendo una mierda, pero una mierda novelada donde la realidad y la fantasía se funde a salpicones a veces de esperanza, otras de terror, por qué no de sufrimiento… Se condensa en una o mil historias que te acompañan de viaje, te sirven de almohada y te arropan de madrugada. Más de lo que se suele pedir.

Hace muchos meses que en mi vida no hay letras, ni puntos, ni comas. Hace tiempo que el folio sigue entero y que el filo de mi pluma no lo apuñala. Que se me escapa vivo, que soy solo descripción… como esto que escribo. Se me está escapando el folio vivo porque tengo el filo romo de no usarlo. Porque durante mucho tiempo de convalecencia no encontré el medio ni las fuerzas, porque no tenía ese especial que me permitía convencerme a mí mismo de lo que hacía.  Echaba mucho de menos la gresca de las letras, esas que en momentos de inspiración llegan y se escriben solas sin pulsar botones y que una vez tumbadas conspiran para hacerte la realidad más llevadera. Algo así como “Tiempos de Váter”.

Toda esta diarrea mental viene a que escribo mi novela para ti. Vale que soy un desorden de intenciones donde mezclo política con humor y de repente sentimientos y oscuridad… soy así. Esto soy yo, poco mas hay. Sin embargo sigo escribiendo para ti, aunque no lo leas. Para darte las gracias porque me has obligado a volver a afilar la cuchilla y descargar con rabia, para no terminar de desgarrarme pero, al fin y al cabo a encontrar paz en mis historias. Soy así, una montaña rusa llena de contradicciones, pasillos oscuros y lúgubres que huelen a humedad con algún looping de genialidad y mucha recta mediocre. A veces es duro aceptarse y otras es peor aceptar las cosas. Quizá por eso también escriba, pero esto es mil veces más valiente que mis otras conductas autodestructivas. Quizá porque no sé cómo ser valiente y voy improvisando, o quizá porque en mis historias yo decido que personaje soy o si soy la historia o el derrotado. Por todo o por nada, si algo he descubierto es que mi novela la escribir solo para ti y aunque el tiempo cambie las cosas, aunque sea un convencionalismo, se que siempre escribiré al menos una novela para ti.

lunes, 11 de marzo de 2013

¿Por qué no arden las calles? (2º parte)





           Me da mucha rabia cuando la gente se piensa que las cosas son sencillas y cualquiera las puede hacer. Cuando son los primero en criticar pero los últimos en echar una mano. Me produce arcadas cuando veo facebuccionarios que no pisan la calle más que para ir de bares o ver un partido de fútbol. ¡Seis millones de parados y nadie sale a la calle! ¿Me lo dice una persona que a la última concentración masiva que acudió fue la final de la copa del rey? Una de dos o nos hemos vuelto gilipollas o siempre lo hemos sido. Cuanto más tiempo pasa más me decanto  por lo segundo que por lo primero. Por ello voy a tratar de explicar, tal y como yo lo veo, por qué aún la gente no está saliendo a las calles a protestar enérgicamente

            Hoy trataré de abordar por encima la problemática de los medios de comunicación y la desaparición de la izquierda mediática. 


Mass media: ese aborregamiento masivo


                Es difícil tratar este tema sin incidir en conceptos de hegemonía que el gran Antonio Gramsci desarrolló. Intentaré tratarlo algún día de forma resumida y light ya que es un autor denso y difícil pero imprescindible para entender muchos procesos que hoy vivimos. Para entender como los medios de comunicación son capaces de dominar las corrientes de pensamiento de un país no tenemos más que observar en que se han convertido los noticiarios de los medios de comunicación tradicionales. Cómo la sección deportiva tiene más minutos que todas las demás secciones juntas o cómo cada vez que llueve, nieva, hace frio, calor, hay niebla, marejada, viento, llega la primavera, el verano, el invierno o el otoño se convierten de pronto en portada de todos los diarios y en las televisiones copan todos los minutos. Significativo es también que el diario más consumido es Marca, el contenido televisivo multitudinario es el deporte y los reality show y que los programas subversivos cierran por presiones políticas (como ocurrió con caiga quien caiga) o se les vaya marginando progresivamente en la parrilla televisiva hasta su desaparición o modificación (el caso de 59 segundos)

Antonio Gramsci


                En el caso de España (sobre los mass media en general hablaré en el post sobre hegemonía) es sintomático como el fin del monopolio televisivo atontó a la audiencia hasta límites extremos. Era por todos conocido “el parte” y quien controlaba esos contenidos precedidos por el No-Do. Con la llegada de la “democracia” el hecho de que se mantuvieran los dos únicos canales en manos del gobierno hacía que mucha gente siguiera desconfiando de las informaciones allí vertidas y acudiera a “medios alternativos”. De este modo la radio era uno de los medios de comunicación más populares y las radios “pirata” algo muy habitual. Al fin y al cabo es muy fácil montar una radio y emitir desde cualquier casa. Con la llegada de Telecinco, Antena 3 y Canal Plus las “sospechas” del control informativo desaparecieron y las “mamachichos”, “carrascales” y “guiñoles” fueron progresivamente colándose en nuestras casas y mentes para contarnos lo que ocurría en el mundo sin que pusiéramos el filtro de la duda o la sospecha de ser informaciones interesadas.

                Consecuencia directa de ello fue una disminución espectacular de audiencia radiofónica y, con ella, un desplazamiento ideológico hacia la derecha (con recursos económicos) de los contenidos informativos consumidos y una incapacidad por parte de colectivos alternativos (sin recursos) para trasladar sus mensajes y visiones. Sintomático es por tanto que ningún movimiento altersistema, insurgente o simplemente que cuestione el estatus quo ha sobrevivido a la década de los 90. A excepción del terrorismo (que en este período  -sobre todo tras la ejecución de Miguel Ángel Blanco- fue herido de muerte) el único movimiento que se mantuvo fue el insumiso aunque muy debilitado desde que en 1996 el PP declarase que el ejército se profesionalizaría en 2003. Ningún movimiento de desobediencia civil ha sido capaz de mantener el pulso al estado. Tampoco ninguna corriente ideológica hasta el periodo actual ha podido cuestionar el bipartidismo establecido ni los poderes del estado. De este modo apenas hubo contestación ante la entrada en europa, el tratado de Maastrich, la guerra del Golfo… etc. Tímidamente se puede observar en este periodo algo de contestación ciudadana real ante problemas puntuales como la guerra de Irak o el desastre del Prestidge pero, siendo honestos, no fueron más allá del griterío callejero. No hubo vertebración política ni consolidación en movimiento y rápidamente fue asimilado por el PSOE con intenciones electoralistas.

                Los atentados del 11 Marzo de 2001 en Madrid y el bochornoso espectáculo que dio el gobierno suponen un antes y un después en estas dinámicas de contestación social. Por primera vez las redes sociales sirven como soporte para contestar al partido en el poder y generan la suficiente movilización para castigar, en este caso, al PP. Sin embargo, y aunque existen multitud de intentos (movimiento anti ley SINDE, anti Bolonia, contra la SGAE… etc.) habrá que esperar hasta el surgimiento del 15M para que internet y las nuevas redes sociales puenteen, solo parcialmente, ese secuestro informativo de los poderes fácticos.

Desaparición mediática de la izquierda

Ludoico Silva

                Uno de los pilares fundamentales de la izquierda es su carácter educativo-formativo-divulgativo, sin embargo, si algo le gusta a los grupos de izquierdas es ser mas Marxistas que Marx, más papistas que el Papa y creer que el hecho de tener razón es suficiente para conseguir la victoria política… un puto sin sentido. Decía Ludovico Silva que si los loros fuesen marxistas serían los mejores marxistas ortodoxos y algo así le pasó a la izquierda de española. Después de que el partido comunista casi se prostituyese para ser legalizado en la transición, se vivió una suerte de ortodoxia reflejada no solo en la dialéctica sino también en las formas. Se prefirió no acudir a lugares hostiles como los emergentes mass media, se rechazaban entrevistas en programas considerados poco serios (pero con mucha audiencia) y se insistía una y otra vez obviar la perdida hegemónica. Consecuencia directa de ello se podía ver en la insistencia en repetir que el PSOE no era de izquierdas (no lo es, pero es que la gente no sabe lo que es la izquierda -> pérdida de la lucha hegemónica), mantener la dialéctica de la lucha de clases cuando el movimiento obrero era un cadáver más bien frio y en proceso de putrefacción, la insistencia en el sindicalismo clásico o estatal en un entorno donde la deslocalización productiva era la norma y la no incorporación del feminismo y la ecología como eje fundamental para relegarlo a breve apunte de acompañamiento.
                Salvo la aparición (fundamental) de Julio Anguita en IU los líderes de la izquierda española no sabían por donde les daba el aire. Ni la izquierda vasca, más preocupada en cuestiones de emancipación y conflicto armado que en izquierda, ni la izquierda catalana siempre a la sombra de la burguesía de la provincia y con un discurso muy tenue han sido capaces de cambiar las dinámicas políticas a pie de calle. Cierto es que la izquierda abertzale siempre ha mantenido una fuerte presencia en los colectivos sociales y movimientos a pie de calle, sin embargo, esta presencia supone más una dinámica de dominación que de empoderamiento, donde el servilismo filial es la norma. Así con todo, solo se salva una Andalucía desindustrializada y fundamentalmente agraria donde el entorno laboral sí supone un reflejo social de las dinámicas económicas y por tanto de la lucha de clases. A pesar de ello, las políticas de subvencionismo impulsada inicialmente por el PSOE y mantenida después por el PP y la EU han servido para adormecer a la población evitando así un resurgimiento de la izquierda (ver 1ºparte de este post, “Un anestésico llamado crédito”)

                Todo esto se ve reflejado en el pulso mediático. Hasta la aparición del Diario Público y de la cadena televisiva La Sexta, no ha existido en España ningún medio de masas donde la izquierda tuviese cabida a nivel estatal. En el caso concreto de Euskal Herria es de agradecer que existieran diarios como Egin, Egunkaria, Gara o Berria y que compitiesen de igual a igual con diarios estatales. Por el lado contrario, y exceptuando aquellos medios “camuflados de no ideológicos”, si que han irrumpido varios diarios en torno a la derecha y la extrema derecha. Casos como La Razón, La Gaceta, ABC, Libertad Digital, Intereconomía… son un fiel reflejo de la importancia que tiene poseer un vehículo ideológico donde hacer política. A fin de cuentas un medio informativo traduce y transmite la realidad tanto política como social a la ciudadanía constituyéndose de este modo como un generador de opinión en lugar de una fuente de información.

                Resumiendo un poco, al ser la derecha (o los medios afines al estatus quo) la principal fuente de información-opinión de la gente, la desaparición de medios que disputen mediáticamente esa dominación más la inoperancia de la izquierda política y su decisión de no participación en los medios (hasta hace cuatro días) hace muy difícil el espíritu crítico ciudadano: la fuente de toda insurrección.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Imbéciles y "la marca españa" versión aplicada





A veces pienso que lxs españoles son gilipollas... el resto del tiempo no me queda ninguna duda. Se ha montado una polémica de tres pares de cojones porque a este joven se le ocurrió decir "sagerao España" al final de un acto de presentación en el parlamento de Estrasburgo (frase que debe ser de Gandía Shore). La gente por facebook por Twitter por Youtube diciendo que han defraudado a su país, que vergüenza, no representan a los jóvenes españoles deberían caerle una buena, como puede ir esa gentuza a Estrasburgo... etc etc etc.

Lo que me toca las gónadas superlativamente es que en todos los comentarios subyace la tontería mayúscula y propagandístico-neoliberal de "la marca España". De todas las preocupaciones objetivas del video (bajo nivel de inglés, se lo toman poco en serio, comentario desafortunado) la peor de todas en este país de borregxs es el comentario final (Huelga decir que el muchacho en cuestión tiene 16-17 años y que esta hormonalmente aparvado como yo también lo estuve a esa edad).

1º Habría que preocuparse seriamente en el bajo nivel de inglés de estxs dos. Para empezar no tiene ningún sentido que a diferencia de otros paises de la zona euro nuestros jóvenes no hablen perfectamente 2 o 3 idiomas al terminar los estudios básicos

2º Habría que preguntarse por qué en una "Europa Unida" todas las lenguas oficiales no son válidas para expresarse y se impone la anglosajona como hegemónica. La unión de los pueblos no se consigue con la libre circulación de capitales si no con la convergencia cultural (que no imposición) y social.

3º Teniendo en cuenta el patán de presidente del Gobierno que tenemos habría que preguntarse como lo habría hecho Marianico de intentar hablar inglés (por cierto nadie dijo que la marca España estuviese en juego con lo de "is too difficult todo esto". O el permanente ridículo ante embajadoras ministras y otras personalidades extrangeras

4º No entiendo por qué la gente no se plantea el rastro educativo-formativo que ejercen esos programas basura en población aun en fase de maduración y las consecuencias de que se les exponga a estos contenidos

5º Sigo sin entender como se puede cargar de responsabilidad sobre la "marca España" a deportistas, parlamentarios, ciudadanía de a pie y nunca a politicos, empresarios, multinacionales de "origen español" (privatizaciones públicas) ni las politicas que estos ejercen en el pais

7º ¿Nadie se ha dado cuenta que lo de euroescola es una pantomima sin medida para justificar una pseudo transparencia?

8º ¿Nadie le ha dado por mirar a la chavalería de otros paises? ¿Es que cuando viajamos solo nos dedicamos a hacer fotos y no ha conocer un poco el pais y sus gentes? Se suele decir que el nacionalismo se cura viajando pero en estos tiempos de Ryanair y fotografía digital la gente viaja solo para presumir de fotos

9º Me parece normal que les entre la risa. El parlamento europeo es una pantomima enorme que no sirve para nada y nos venden como democrático... lástima que no lo usaran para decirlo abiertamente.

10º... parece que nadie ha tenido nunca 16 años


lunes, 4 de marzo de 2013

¿Por qué no arden las calles? (1º parte)





           Me da mucha rabia cuando la gente se piensa que las cosas son sencillas y cualquiera las puede hacer. Cuando son los primero en criticar pero los últimos en echar una mano. Me produce arcadas cuando veo facebuccionarios que no pisan la calle más que para ir de bares o ver un partido de fútbol. ¡Seis millones de parados y nadie sale a la calle! ¿Me lo dice una persona que a la última concentración masiva que acudió fue la final de la copa del rey? Una de dos o nos hemos vuelto gilipollas o siempre lo hemos sido. Cuanto más tiempo pasa más me decanto  por lo segundo que por lo primero. Por ello voy a tratar de explicar, tal y como yo lo veo, por qué aún la gente no está saliendo a las calles a protestar enérgicamente

             Para empezar hoy trataré uno de los mayores problemas que creo tenemos: la desunión. No voy a tratar el tema de la lucha obrera pues prefiero analizarlo más en profundidad otro día. Demasiada gente cree que las soluciones individuales van a servir para solventar la situación y salir del paso. Aún existe esa falsa creencia de que si te esfuerzas y eres constante conseguirás ascender en la escala social… un sin sentido. Para que nos hagamos una idea eso es algo así como decirle a tu hijo que deje la escuela y se dedique a jugar al fútbol todo el tiempo posible. Que se esfuerce al máximo entrenando y mejore su técnica porque, de este modo, conseguirá ser el nuevo Messi y prosperar en la vida. Sin duda que existe la posibilidad de que tu hijo sea como Messi, o incluso mejor, pero las probabilidades son casi nulas. Ascender en la pirámide social es lo mismo. Si de verdad uno piensa que en el sistema es posible ascender por méritos propios y cree que es lícito que un grupo de gente viva mejor que otra no está haciendo otra cosa que apretar con sus creencias, el nudo gordiano que lo esclaviza.
            

El problema del ascensor social 


             Si perteneces a la clase baja es muy difícil llegar a la clase media-alta (no digamos a las clases altas) pues el supuesto ascensor social que permite esa movilidad no es tal. Si tomásemos como ejemplo un rascacielos, a través del ascensor social una persona normal podría escalar una o dos plantas (según donde naciese) pero jamás llegaría a las plantas superiores pues éstas están destinadas únicamente a quienes nacieron de la planta 50 hacia arriba.

             Quizá uno de los mayores problemas venga cuando nos renombren la planta en la que nos hallamos. Si a través de los medios de comunicación nos consiguen convencer de que nos hallamos en el piso treinta, no necesitaremos mirar por la ventana para comprobarlo ¿Por qué nos iban a engañar? Si mirásemos por la ventana observaríamos que no nos encontramos en la trigésima planta sino en la décima o novena. El problema está en querer mirar por la ventana. ¿Cuántos decíamos hace unos años que éramos de clase media? ¿Cuántos de verdad analizamos nuestra situación/miramos por la ventana? El problema de la falacia de la clase media y de los problemas derivados del crédito lo abordaré en profundidad en siguientes entradas.

Un anestésico llamado crédito 


                El acceso fácil al crédito o los llamados créditos al consumo son un invento reciente. A nuestras abuelas y abuelos jamás les habrían concedido un crédito para amueblar la casa o irse de vacaciones, pero aún mejor, jamás lo habrían aceptado. Aun hoy podemos escuchar a nuestros mayores decirnos que no nos fiemos del dinero fácil, nadie les escuchó entonces y nadie se para hoy a escucharles.

                El fácil acceso al crédito supone una educación social a un consumo desmesurado e inmediato. Hemos dejado de ahorrar para comprar, ahora pagamos a plazos o financiado. Lo quiero aquí y ahora. Eso supone por un lado un escaso ahorro medio, una falsa sensación de poder adquisitivo y por tanto una falsa identidad de clase social. Me explico, si puedo irme de vacaciones donde va el jefazo de la empresa, puedo comprarme un coche parecido al del jefazo y puedo darme algún lujo como el jefazo… ¿Acaso no soy de clase similar a la del jefazo? Pues no, simple y llanamente no. Resumiendo: el jefazo no ha hipotecado media vida en forma de deuda para adquirir esos bienes y su capacidad de influencia sobre tu modo de vida es infinitamente superior a tu capacidad de influencia sobre su modo de vida.

                Todo esto nos lleva a una terrible conclusión, si hemos aprendido a “escalar socialmente” a través del consumo ¿Cuándo y por qué pelearé? ¿Por mantener derechos sociales, justicia ecuánime? No, pelearé por mantener o mejorar mi capacidad de consumo. Si esa capacidad de consumo viene determinado por el sueldo de las empresas y por el crédito de la banca ¿A quién culparé? Si no me da por mirar por la ventana y reflexionar por qué creía estar en la trigésima planta solo pediré retomar a la situación anterior a través de cómo me enseñaron que se llegaba a ella: trabajar duro, pedir crédito y financiar mi consumo: pan y circo.

La propiedad, la fuente de todo miedo


                Es curioso mirar la historia y ver como algunas soluciones que se utilizaron hace más de cincuenta años hoy siguen vigentes, qué poco hemos cambiado. Resulta que en la postguerra española había un gran problema para contener a las masas republicanas que aún se mostraban beligerantes cuando flaqueaban las fuerzas del orden. Los makis causaban problemas en la sierra y mucha gente acogía en sus hogares a conspiradores para devolver el legítimo gobierno a Madrid. Sin embargo Franco y sus huestes consiguieron un antídoto infalible ante esa rebeldía: ¿represión? Ni mucho menos, propiedad.

                En la España de aquella época eran pocas las familias que tenían pisos en propiedad en las ciudades. Con un país en ruina, las ciudades devastadas en fase de reconstrucción y unos pueblos desangrados por la rivalidad entre familias la emigración hacia las ciudades era constante. Era necesaria mucha mano de obra para revitalizar la economía y reconstruir infraestructuras. Para ello durante los primeros años los prisioneros de guerra formaron esa mano de obra, muriendo muchos por las malas condiciones, pero no era suficiente para amedrentar a los rebeldes. Así que ni corto ni perezoso el dictador comenzó a edificar casas y construir fábricas a diestro y siniestro. Con una España de propietarios y estómagos agradecidos las ganas de rebelarse disminuyeron hasta el extremo. Asi España paso de ser un pais de proletarios a un pais de propietarios (casas en propiedad) y con ello se desactivaron las calles, había miedo a perder las propiedades.

                Hoy pasa lo mismo. A menudo oímos “Yo con tal de no perder lo poco que tengo… me vale”. Es ese miedo a perder las posesiones que se tiene la que bloquea a la gente a pelear por poseer lo único valioso: su libertad. Es lo que Hegel llamaba la moral del esclavo. La de aquel esclavo que piensa que si se rebela contra su dueño este dejara de tirarle mendrugos de pan de vez en cuando y que si obedece y es servil quizá le caigan mendrugos más grandes. Vivimos en un país donde la gente pensaba que alquilando se tiraba el dinero y todo ser viviente quería una casa en propiedad. Estamos en la obligación de explicar que no hay nada que proteger porque de seguir así lo perderemos todo, que ya no tenemos nada que perder porque no tenemos nada.