martes, 28 de agosto de 2012

Dando Asco


               
 
                Supongo que todas las personas tienen momentos que desearían olvidar. Situaciones en las cuales te arrepientes de lo hecho, de lo dicho o simplemente de lo pensado. Hay veces que uno mismo se pone en evidencia aunque todas sus razones y argumentos sean válidos, hace unos dias que me ha ocurrido a mí, y no estoy nada orgulloso.

               Eran fiestas de Bilbao y yo, harto de la apoplejía estática que caracteriza a mi mundo, decidí quedar con gente algo más acorde con mis ideas y pensamientos. Con gente a la que hacía demasiado tiempo que no dejaba participar en mis ideaciones y esparcimientos. En ello estaba, y con demasiado alcohol en sangre deambulaba, cuando de pronto cual aparición me tope con la persona a la que más he escuchado en los últimos tiempos: Pablo Hasel. Hasel es un rapero y poeta comunista muy comprometido con la sociedad en la que vive. Un autentico inspirador y maestro en muchas índoles. Alguien que ha producido en mí, a través de sus letras, un sentimiento de cercanía y comprensión inigualable. No solo por el hecho de que diga en sus canciones lo que creo, sino que por la proximidad en la edad y lo que se plantean en sus temas siento como propias cuestiones que a él le suponen cuanto menos rebelión e ira.

                Sin embargo al toparme con él no supe reaccionar. ¿Qué decirle en minutos a alguien con quien desearías conversar horas? ¿Cómo no parecer un groopie cuando en realidad deseas una dialéctica política en la que pretendes aprender más que proponer? Tan solo supe decir que me encantaban sus letras, que se quedaba corto en sus críticas (sin especificar el porqué) y que ha sido una fuente de inspiración. Apenas supe cambiar respecto a un fan de Lady Gaga o de Justin Bieber. De verdad me sentí la persona más tonta y esnob del mundo.

                Podría haberle dicho que sus poemas sirven de bálsamo intelectual en una sociedad que con su bajísimo perfil político e ideológico produce arcadas a más de uno, entre ellos a mí. Que a mis mal llevados veintiséis años añoro alguna figura que tomar como referente, que la soledad ideológica se invade cada vez más y que si no lleva a ser por el descanso mental que supone sus temas ya habría empezado a desvariar. Pablo, sé que no lees mi blog pero al menos me quedo mucho más tranquilo lanzándote un sincero agradecimiento por lo que haces para algunos como yo que, quizá por insensatez juvenil, no descansaremos hasta hacer de esta mierda de sociedad un lugar más justo para todos. Muchas gracias de corazón y mis más sinceros deseos de que continúes así, algunos te necesitamos.


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