viernes, 11 de febrero de 2011

Aikataulut (Horarios)


                Cuando viajas a otro país es normal que ciertas cosas te resultes extrañas, diferentes o simplemente que te cueste adaptarte a ello. Cuando apareces en Finlandia te quedas con la sensación no sólo de que ellos sean diferentes sino que aunque quieras y te adaptes tu cuerpo se comporta como le da la gana.
               
                 Lo primero de todo (y lo mas subjetivo seguramente) es la luz. Aquí la luz es diferente. Como en todos los pueblos de este ancho planeta por supuesto que hay sol y se ve cuando andas por la calle pero en realidad aquí el sol hace lo que le da la gana. Para empezar aquí el sol no trabaja: está. Tu le ves hay a los lejos, apenas se levanta un palmo del horizonte y se marcha. Más que amanecer… recula. Y es que aquí no sale o se pone el sol, se ve que en su inmenso recorrido por la tierra en Finlandia debe tener una chicán. Y si crees que va a mitigar las temperaturas durante su triste recorrido vas listo. No he hecho la prueba pero estoy convencido que con este sol de circunstancias necesitas una lupa del tamaño de un coche para poder quemar un papelillo.


                     Esta es la ribera del rio a las una y media dos de la tarde mas o menos de mediados de enero. Al ojo humano aun parece más oscuro que con la camara por lo que estando alli la grúa aún se vería con menos claridad


 Amanece a eso de las 9.30 o 10 de la mañana a primeros de enero, lastimoso, perezoso que parece que no vaya a terminar de despegarse del horizonte nunca y cuando lo consigue, a eso de las 12 o 13 ya agotado del esfuerzo torna en anochecer y desaparece por completo a eso de las 15 -16 horas. Por supuesto que según avanza el año los días cada vez son más largos y la sensación de vivir en una noche perpetua desaparece pero las dos o tres primeras semanas es horrible. Vives en una penumbra continua. Y tu cuerpo se comporta como con jet-lag permanente. Te sientes medio abatido, cansado, con ganas de dormir todo el día. Y cuando llega la noche sin sueño. Al principio yo cometía el error de echarme una siesta corta para mitigar el cansancio de no hacer nada que tenía. Pero luego era imposible dormirse a una hora normal por la noche.

El otro problema que hay y que ayuda poquísimo es los horarios de los fineses. Estan locos. En serio esta gente tiene algún tipo de trastorno psicoconductual porque lo suyo no es normal. Se levantan a una hora relativamente prudente: entre las 6 y las 7 de la mañana dependiendo si tienen que viajar mucho hasta su trabajo (la actividad comercial  comienza a las 8 de la mañana). Comen entre las 10.30 y las 12.30 pero en realidad a las 12.30 comen los cocineros cuando ya no queda nadie en el local. Y lo mejor de todo es que te miran con cara de asombro cuando llegas sobre esa hora. Una mirada tipo… ¿Pero porque no has venido antes si llevamos aquí desde las 10.30?

Así a priori se podría pensar que hacen un desayuno ligero para poder comer… pero no. Desayunan una barbaridad y lo más sorprendente es que tienen mucha costumbre de llevarse un panecillo, una especie de bimbo con parte del desayuno o un yogurt y fruta para comérselo mientras se toman el café nada más llegar al trabajo, vamos un re-desayuno. Aquí la típica conversación mañanera de bar de ponme un con leche manolo a toda pastilla que tengo el coche en doble fila no se estila. 

                          Este es una especie de pan que se llevan para redesayunar (que por cierto esta buenissimo) que dentro tiene una especie de puré de arroz con huevo y harina. Lo malo que le untan mantequilla para comerselo y para mi gusto... lo estropean


Lo que no termino yo de entender, y mira que lo intento es la cena. Aquí se cena a las 4.30 las 5 no mas tardar. El que cena a las 6 suele ser el pringao que sale tarde de trabajar y por ende cena solo en su casa ya que aquí las familias no esperan. Y se meten en la cama a las para las 22 ya están todos durmiendo. Y aquí es lo que no entiendo: entre las cuatro y las diez… ¿NO TIENEN HAMBRE? Pues parece ser que no y que antes de dormir se toman el universal vaso de leche con galletas, un pis para no cortar le sueño y a la cama.

Como veis esto de adaptarse es una jodienda. Me pasado un mes comiendo sin hambre y forzándome a comer muchas veces porque si apuraba quince minutos más me quedaba sin nada. Con el tiempo el cuerpo se me ha adaptado mejor y ya no lo noto tanto. Cierto es también que con las grandes nevadas que hubo hacia la segunda semana la luz, aunque escasa, refleja en la nieve haciendo las calles bastante más luminosas de lo que realmente son. De hecho para los fineses la peor estación del año es el otoño y no el invierno como supondríamos. Hace frio pero aún llueve y al no haber nieve en las calles los días, según dicen, son oscuros y sombríos. Como veis… siempre podría ser peor.


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