Confieso que
escribo estas líneas más perplejo que indignado, como es costumbre en mí. Y es
que en los últimos tiempos el neoliberalismo nos ha invadido las entrañas como
un cáncer silente al que no terminamos de detectar y, para cuando lo hacemos,
ya poco o nada se puede hacer. Cuánta razón tenía el gran Focault cuando decía
que la represión y el poder no se ejercen de forma vertical (como la izquierda
siempre había pensado) sino que esta adquiere una forma reticulada donde hasta
las más míseras cuestiones se infiltran entre las líneas de los oprimidos. Algo
así como si la moral del esclavo de Hegel tuviera dos caras, una patente que
los “no alienados” en seguida detectan en ajenos y una silente que detentan
cuando se relacionan con propios.
Para qué
negarlo la crisis, el 15M y los escándalos de corrupción que se conocen ha
puesto todo patas arriba o no y la gente ya no tiene las mismas
prioridades o no ni abraza con tanta fuerza el capitalismo o si. El
caso es que están ocurriendo muchas cosas en poco tiempo pero tampoco está
siendo para tanto como algunos se creen o tratan de autoconvencerse. En el caso
concreto de Bilbao en las últimas dos semanas hemos tenido dos eventos de
altura. Por un lado el concierto de Rihanna que iniciaba aquí su gira por
Europa y el congreso de software y nuevas tecnologías que servía de
presentación al mundo de las novedosas GoogleGlasses (si en Bilbao somos así,
muy de iniciarlo todo… menos una conversación con el sexo opuesto en un bar)
Recuerdo
bastante bien el encuentro sobre software (impulsado por Sherpa principalmente)
porque mientras repartía curriculums por doquier en mi ciudad, las radios
locales no hablaban de otra cosa. Así que mientras desgastaba las suelas por
los adoquines bilbaínos en mi mp3 se colaba gente que me repetía hasta la
saciedad lo importante que era el emprendimiento. No solo eso, habían venido
gurús de Silicon Valley para dar charlas a los jóvenes que se resumían en: “No hay que tener miedo al fracaso” “A veces
se prefiere contratar a emprendedores que han fracasado una o dos veces porque,
de esta forma, estamos seguros de que han aprendido de sus errores y no los
volverán a cometer” “Cree en tu idea y en ti mismo le pese a quien le pese. Si
de verdad crees que es buena pon todos tus recursos y tu empeño en ello y si
sale mal, no pasa nada, de grandes fracasos surgen grandes oportunidades e
ideas”
Claro, ante
tal despliegue de American Dream a uno le surgen varias preguntas, la primera y
más razonable Si no eres hijo de multimillonario y por tanto tienes que pedir
financiación para impulsar tú proyecto no queda otra que pedir créditos ->
si no te los dan no queda otra que hipotecar tus propiedades -> si no tienes
propiedades tendrás que hipotecar las de tus padres -> si fracasas… ¿Cómo te
levantas y emprendes otro proyecto? Porque además de pagar lo ya prestado
inicialmente… ¿Quién te vuelve a fiar? ¿Con que aval? Y la pregunta más idiota de todas ¿Hitler entonces
era todo un ejemplo de emprendedor no?
Ese mismo fin
de semana ha llegado Rihanna y con ella la locura. No valoraré el espectáculo en
sí (para gustos existen los colores) pero me jode un poco más que los titulares
de la prensa hablen de un gran evento cultural. Si al menos dirían cultural
yankee tendría más sentido pero… ¿Acaso enriquece algo la cultura de la
sociedad la música mainstream? Pues al parecer la gente estafada que ha
pagado entre 70 y 200 euros por asistir si lo cree, y se vanagloria de ello
inclusive.
Está claro
que cada uno con su dinero hace lo que le viene en gana (máxime cuando el
pasado año cientos de idiotas aficionados gastaron euros a raudales en
ver todos los partidos del Athletic por Europa) Pero hete aquí que les duele
que les recuerdes que es una aberración al sentido común gastarse tanto dinero
en semejante frivolidad. Y lo peor de todo, no solo te lo rebaten argumentando
a la defensiva, sino que han interiorizado discursos bastante peligrosos como
el que he tenido que escuchar: “¡Habló!
El que paga un alquiler para vivir con los colegas”
Toda esta surrealista
conversación me da pie a pensar varias cosas. Una de ellas es que el lenguaje
neoliberal está consiguiendo en poco tiempo mucho más de lo que el 15M, la PAH,
rodea el congreso y todas los demás activismos juntos y, otra cosa que me acude
a la mente es que la falacia de los de arriba contra los de abajo sigue siendo
solamente eso, falacia. Al final lo más triste de todo es que la verdadera batalla
política a día de hoy se encuentra en la lucha hegemónica (hablaré sobre ello
pero para una buena definición pinchad aquí) que nos guste o no se sitúa en los
medios de información habituales de la gente común. O reorientamos nuestras
luchas o cambiamos la discursiva o quién ganará esta batalla terminará subyugándonos
aún más. Todo trabajador con discurso burgués o neoliberal es un fracaso de la
izquierda nos guste o no. Ya va siendo hora de que hagamos autocritica y
dejemos de buscar escusas tontas.
Buahhh!
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