martes, 28 de mayo de 2013

Se nos ha ido la puta olla por completo



Confieso que escribo estas líneas más perplejo que indignado, como es costumbre en mí. Y es que en los últimos tiempos el neoliberalismo nos ha invadido las entrañas como un cáncer silente al que no terminamos de detectar y, para cuando lo hacemos, ya poco o nada se puede hacer. Cuánta razón tenía el gran Focault cuando decía que la represión y el poder no se ejercen de forma vertical (como la izquierda siempre había pensado) sino que esta adquiere una forma reticulada donde hasta las más míseras cuestiones se infiltran entre las líneas de los oprimidos. Algo así como si la moral del esclavo de Hegel tuviera dos caras, una patente que los “no alienados” en seguida detectan en ajenos y una silente que detentan cuando se relacionan con propios.

Para qué negarlo la crisis, el 15M y los escándalos de corrupción que se conocen ha puesto todo patas arriba o no y la gente ya no tiene las mismas prioridades o no ni abraza con tanta fuerza el capitalismo o si. El caso es que están ocurriendo muchas cosas en poco tiempo pero tampoco está siendo para tanto como algunos se creen o tratan de autoconvencerse. En el caso concreto de Bilbao en las últimas dos semanas hemos tenido dos eventos de altura. Por un lado el concierto de Rihanna que iniciaba aquí su gira por Europa y el congreso de software y nuevas tecnologías que servía de presentación al mundo de las novedosas GoogleGlasses (si en Bilbao somos así, muy de iniciarlo todo… menos una conversación con el sexo opuesto en un bar)



Recuerdo bastante bien el encuentro sobre software (impulsado por Sherpa principalmente) porque mientras repartía curriculums por doquier en mi ciudad, las radios locales no hablaban de otra cosa. Así que mientras desgastaba las suelas por los adoquines bilbaínos en mi mp3 se colaba gente que me repetía hasta la saciedad lo importante que era el emprendimiento. No solo eso, habían venido gurús de Silicon Valley para dar charlas a los jóvenes que se resumían en: “No hay que tener miedo al fracaso” “A veces se prefiere contratar a emprendedores que han fracasado una o dos veces porque, de esta forma, estamos seguros de que han aprendido de sus errores y no los volverán a cometer” “Cree en tu idea y en ti mismo le pese a quien le pese. Si de verdad crees que es buena pon todos tus recursos y tu empeño en ello y si sale mal, no pasa nada, de grandes fracasos surgen grandes oportunidades e ideas” 

Claro, ante tal despliegue de American Dream a uno le surgen varias preguntas, la primera y más razonable Si no eres hijo de multimillonario y por tanto tienes que pedir financiación para impulsar tú proyecto no queda otra que pedir créditos -> si no te los dan no queda otra que hipotecar tus propiedades -> si no tienes propiedades tendrás que hipotecar las de tus padres -> si fracasas… ¿Cómo te levantas y emprendes otro proyecto? Porque además de pagar lo ya prestado inicialmente… ¿Quién te vuelve a fiar? ¿Con que aval? Y la pregunta más idiota de todas ¿Hitler entonces era todo un ejemplo de emprendedor no?

Ese mismo fin de semana ha llegado Rihanna y con ella la locura. No valoraré el espectáculo en sí (para gustos existen los colores) pero me jode un poco más que los titulares de la prensa hablen de un gran evento cultural. Si al menos dirían cultural yankee tendría más sentido pero… ¿Acaso enriquece algo la cultura de la sociedad la música mainstream? Pues al parecer la gente estafada que ha pagado entre 70 y 200 euros por asistir si lo cree, y se vanagloria de ello inclusive. 



Está claro que cada uno con su dinero hace lo que le viene en gana (máxime cuando el pasado año cientos de idiotas aficionados gastaron euros a raudales en ver todos los partidos del Athletic por Europa) Pero hete aquí que les duele que les recuerdes que es una aberración al sentido común gastarse tanto dinero en semejante frivolidad. Y lo peor de todo, no solo te lo rebaten argumentando a la defensiva, sino que han interiorizado discursos bastante peligrosos como el que he tenido que escuchar: “¡Habló! El que paga un alquiler para vivir con los colegas”

¡Pero qué cojones dices neoliberal de mierda! No me lo podía creer. Sí, de acuerdo, comparto piso (porque no me puedo permitir vivir solo) y pago una puta barbaridad demasiado por el alquiler (porque no es que abunden los precios asequibles la verdad) ¿Es eso un delito? Pues en palabras de un amigo: “Son prioridades, hay quien se gasta 200 o 300 euros una o dos veces al año y quien decide pagar diez euros al día durante X años por un alquiler cuando podría vivir perfectamente con sus padres… pues eso, prioridades”  ¿A que parece un argumento válido para decir que gastarse 200 euros en un concierto es una frivolidad? ¡¡PUES NO!! Lo decía en mi contra… increíble.



Toda esta surrealista conversación me da pie a pensar varias cosas. Una de ellas es que el lenguaje neoliberal está consiguiendo en poco tiempo mucho más de lo que el 15M, la PAH, rodea el congreso y todas los demás activismos juntos y, otra cosa que me acude a la mente es que la falacia de los de arriba contra los de abajo sigue siendo solamente eso, falacia. Al final lo más triste de todo es que la verdadera batalla política a día de hoy se encuentra en la lucha hegemónica (hablaré sobre ello pero para una buena definición pinchad aquí) que nos guste o no se sitúa en los medios de información habituales de la gente común. O reorientamos nuestras luchas o cambiamos la discursiva o quién ganará esta batalla terminará subyugándonos aún más. Todo trabajador con discurso burgués o neoliberal es un fracaso de la izquierda nos guste o no. Ya va siendo hora de que hagamos autocritica y dejemos de buscar escusas tontas.

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