martes, 10 de mayo de 2011

Keittiö (Gastronomía )


Una de las cosas que me dijo un amigo que estudió fuera del país al volver es que lo que más echo de menos fue la comida. En realidad echaba de menos en mayor medida a su madre, pero era porque en su casa ella cocinaba. Tranquilo Rubén que aunque me insistan no les diré quien fue. No diré yo lo mismo por la cuenta que me trae pero algo así ocurre. Qué bien se come en tu casa, ya puede ser tu madre una horrenda cocinera que te encanta. Y aunque tengo que reconocer que la mía cocina que da gusto, supongo que todos pensamos igual. Aún no he conocido a nadie que diga que a su madre le sale mal el sofrito. Con lo cual vayas donde vayas siempre deberás poner buena cara y comértelo todo.
                - Tío pero si esto sabe a mierda
                - Ya pero es mierda de mi madre ¿Qué pasa?


                Y algo así pasa en este país. No es que ellos cocinen mal, es su forma. No es que su café sepa a sumidero, es que es su sumidero. No es que estén depravaos por hacerse bocadillos de queso y mantequilla… bueno sí, eso es una desviación en toda regla. Pero en general la comida se puede comer y siendo sincero está bastante buena, solo que es un poco extraña. Empezando por los horarios. No es normal eso de comer a las once u once y media y cenar a las cuatro o cinco. No por el hecho de acostumbrarte o no, sino porque desde las cinco hasta la hora de dormir es imposible estar sin comer nada.  Son demasiadas horas sin llevarse algo al estómago con lo que prácticamente siempre recenas. Recenas o remeriendas porque si ya suele dar pereza hacerse la cena cuando se llega cansado de currar, imaginaros inflarse a mierdas a las cinco y a las diez u once con hambre. Así que como te has saltado la dieta en la cena, decides recenar poco. Primero te haces unas tostadas, luego un poco de queso, después un yogurt… para cuando te quieres dar cuenta has devorado la nevera.

                A la hora de desayunar, lo normal para ellos es desayunar como deberíamos hacerlo nosotros. Unas tostadas o cereales, un zumo o algo de fruta y un yogurt o algo de queso. Lo suelen hacer a eso de las siete de la mañana cuando se levantan. Hasta ahí todo normal, lo que extraña bastante es que al llegar al trabajo es muy normal hacerse una pausa para el café a eso de las nueve y media o diez (si se come a las doce) o nada más llegar tomarse un café con los compañeros. Para ese café sacan un bocadillo pequeño o una rebanada de pan con algo o sino pelan una manzana y la meten en un yogur. Casi con el desayuno en la boca y ya están comiendo otra vez para dos horas después ir a por la comida de verdad. A mí lo que me parece repugnante (y lo siento si algún finlandés lee esto) son los sándwiches que se preparan. Queso con mantequilla y pimiento rojo crudo. Otros de mantequilla, lechuga y queso con una salsa tipo césar. Y lo que más asco me da de todo: un pan con sabor a regaliz al que untado de mantequilla le añaden queso y pepinillos. Os juro que es horrible.

             El pan es muy parecido a éste. Este está bueno pero ahi otro, negro como una noche oscura con torcitos de regaliz... la muerte.


                La comida está bastante bien. En la dieta normal de un finés no pueden faltar las patatas, el brócoli, las ensaladas y el millón de salsas que tienen para todo. Lo normal es que se hagan una pequeña ensalada variada que ponen en un platito pequeño y después vayan a por el plato principal. Este suele ser de dos tipos: o bien es algo preparado tipo pasta con nata o carne guisada bastante grasienta que lo acompañan con todo tipo de ingredientes o bien es un plato que da la sensación de estar por hacer. Por un lado te ponen unas patatas cocidas (sin sal) por otro lado unas zanahorias hervidas al vapor (sin sal también) por otro un salteado (sin aceite) de brócoli con judías sosas por supuesto y por ultimo carne asada o al horno sin ningún tipo de salsa ni condimento ni cristo que lo fundó, en plan soso. Así que nada, tu coges el cucharón y empiezas a servirte como más o menos te parece bien y cuando tienes el plato rebosante (como ellos hacen) pasas a un nuevo mundo: el universo de la salsa.

                Tienen salsa para todos los gustos, sabores, olores y consistencias. De hecho creo que algunas ni ellos saben para que se utilizan ni a que saben, pero da lo mismo. Allí hay alrededor de diez o doce botes como de un litro (tipo kétchup) con una etiqueta que casi no se lee y tú eliges. ¿Cómo los usan? Ni idea. De hecho creo que es mejor no entender cómo. Esta gente tiene la extraña idea de que si te gustan dos o tres salsas si las juntan el sabor se multiplica por tres. Es asqueroso. Que te gustan los espaguetis con salsa de queso y salchichas, pues le metes kétchup que también te gusta, un poco de salsa de yogurt para darla sabor y bastante de boloñesa y ¡voilá! bon apetit. Lo peor de todo es que siguen el mismo criterio para las ensaladas y que no se paran a pensar que salsa casa con que comida, si todo sabe a lo mismo, pues mejor para todos, ¿no? Si algún día venís a Finlandia espero que no os toque enfrente algún amigo de juntar primer segundo plato con ensalada y sus salsas respectivas. Porque… ¿A en qué cabeza humana cabe juntar todos los platos menos el postre? (por suerte aun no han llegado a ese nivel de perversión) A ellos por supuesto.

                Los postres sí que están bastante buenos. Tienen de todo tipo pues a esta gente le encanta el dulce. Pero les encanta… les encanta. En los todos supermercados hay un pasillo enorme llenísimo de todo tipo de dulces, bollos y demás. Así que para finalizar la comida no podría ser menos y en casi todas las zonas de comidas tienes bollos, natillas, unos purés raros de frutas dulces o grosellas y fresas maceradas en kilos y kilos de azúcar. Están todos buenísimos pero eso si llevan el azúcar por quintales. Pero lo mejor, lo mejor con diferencia (ahora es cuando me decís que soy raro) por fin existe un país que tiene mil dulces que no son de chocolate, ¡por fin!


        Me encantan las grosellas y cuando las hacen en sorbete....buff ¡un escandalo!


                Algo también muy extraño es que para comer beben leche. Aunque algunos también beben agua, lo normal es beberse un par de vasos de leche en las comidas. Además que leche de todas las clases, yo no he visto país con más leches en toda mi vida. Las hay normal, semi, desnatada, sin lactosa, azucarada, espesa tipo yogurt, polivitaminada, con mil aditivos tipo Benecol y así, con extra de calcio, algo más espesa que la normal pero sin ser yogur y con cereales, una que es sin lactosa y agria (para alérgicos a no sé el que)… y seguro que me dejo alguna más. Así que lo normal es encontrarte en el mismo estante unos seis tipos de leches más o menos. Con lo que os podéis imaginar la odisea de acertar los primeros días.  Sobre todo cuando pruebas la leche de súper alérgicos… un drama. Si os sirve un truco es coger la de color azul más oscura de todas. No sé exactamente el porqué pero en todas las marcas posibles y tipos la azul más oscura es la entera. Puede que prefiráis desnatada o semi, pero siempre es mejor opción que la agria, hacedme caso.

                En conclusión he de decir que la comida esta bastante buena una vez que te adaptas a las diferencias. Además tienen cosas buenísimas como la multitud de ensaladas que tienen todos los días y que se incluyen con todos los menos (hasta en las pizzerías o Kebab). Lo único que si espero si venis es que os gusten las patatas porque sino… os acabaran gustando. Para finalizar os dejo un chiste muy malo y muy tonto (como un servidor) que a mi siempre me a encantado y que lo recuerdo cada vez que no se que es lo que me dan en la universidad.
                - ¡Mamá! ¿Qué hay para comer?
                - Mierda con patatas
                -Jooo… ¡Otra vez patatas…!



      Esto son los Munkki no confundir con Mukki (tetas), son como los donuts fineses. El sabor es algo intermedio entre un donut soso y una rosquilla blanda, pero esta bueno.

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